El Lenguaje de la Diversidad

La semana pasada dimitió el Gobernador de Nueva York por un escándalo de prostitución. Le sustituye en el cargo el primer hombre negro y, a decir del reportero de CNN+ que cubría la noticia «también el primer impedido, ya que es prácticamente ciego».  Pensé que una palabra tan absurda ya estaría desterrada del lenguaje público referido a la discapacidad. Además, en esta ocasión, el término no puede ser más contradictorio, porque se refiere a quien va a representar el «poder» público en el Estado.

A veces creemos que usar un término u otro es una simple cuestión de ser «políticamente correcto» pero lo cierto es que el lenguaje refleja estructuras mentales, y sobre todo sociales. Refleja en buena medida el valor diferencial que la sociedad le da a unos colectivos frente a otros. Género, discapacidad y orientación sexual son dimensiones de la diversidad que necesitan de nuevos lenguajes para liberarse de connotaciones y estereotipos limitantes. Eso explica, por ejemplo, la proliferación del lenguaje no sexista y el paulatino abandono de expresiones como minusvalía o invalidez para hablar de la discapacidad.

Algunos aspectos del nuevo lenguaje se difunden más rápidamente que otros. Así es ya muy habitual hablar de gays, o de colectivo o comunidad LGBT, en lugar de homosexuales (un término con connotaciones médicas por la consideración de la homosexualidad como enfermedad psiquiátrica en buena parte del siglo XX).  Otros términos son todavía muy incipientes, como el de diversidad funcional para referirse a la discapacidad. En el artículo «Diversidad Funcional, nuevo término para la lucha por la dignidad en la diversidad del ser humano» se puede encontrar la justificación teórica para su introducción. 

En ocasiones puede resultar difícil navegar por estos nuevos términos y es frecuente observar a personas esforzándose por encontrar la palabra adecuada, o lo que es peor, evitando ciertos temas por no saber cómo referirse a ellos. Lo mejor es actuar con naturalidad, observar y preguntar, que no pasa nada por hacerlo. Es más, preguntar es la mejor estrategia porque demuestra un genuino interés por entender y conocer. Eso siempre se agradece mucho y nunca resulta ofensivo. 

Acerca de Uxío Malvido

Spanish; based in Paris; HR Director.
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4 respuestas a El Lenguaje de la Diversidad

  1. Cristina Simón dijo:

    Completamente de acuerdo con el poder demoledor del lenguaje. Recientemente un colega y amigo americano que ha pasado unos meses en España para perfeccionar el castellano me comentaba que no se acostumbra a denominar a la esposa como «mi mujer», por las connotaciones tremendamente posesivas y machistas que le sugería la etiqueta. La verdad es que a mí inicialmente me sorprendió, porque otro de los grandes rasgos del lenguaje es que se interioriza… con lo que conlleva…

    En cambio lo de «diversidad funcional» me genera dudas. Por una parte está muy bien que se transmita imagen de normalidad cambiando la etiqueta de discapacidad, pero por otra parte creo que debe hacerse patente que la sociedad tiene que adaptar el entorno para minorías que no pueden manejarse según los estándares estadísticos. Y no sé si esta etiqueta transmite esa necesaria responsabilidad…

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  2. Uxío Malvido dijo:

    No sé si la «diversidad funcional» acabará calando. Sospecho que costará un poco. Yo lo he visto utilizar en contextos universitarios, como los congresos sobre «Universidad y Discapacidad» que se celebran anualmente, pero ni siquiera ahí el uso está generalizado. Si cala en el mundo académico es muy probable que salte a la administración y de ahí al resto de la sociedad. No creo que en si mismo transmita peor la necesidad de realizar adaptaciones para incluir mejor a las personas con «funcionalidades diferentes».

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  3. Alfredo Miralles dijo:

    Según el artículo que enlazas a tu post, la incorporación del término «diversidad funcional» surge como iniciativa propia del colectivo, motivo que me parece más que suficiente para que todos hagamos un esfuerzo por generalizar el uso de esta denominación.
    Pero tengo alguna duda que quiero compartir con vosotros para ver si me podeis solucionar: mi padre tiene una discapacidad de 44% y siempre que alguien le ha preguntado él se ha definido como minusvalido. ¿Cuál sería ahora el adjetivo para decir a alguien que tienes algún tipo de discapacidad física? (no podemos decir: soy diverso funcional) ¿De qué formas podrá mi padre, al dirigirse a la administración, decir que su «»diversidad funcional»» es del 44%?
    Muchas gracias por anticipado y genial el post

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  4. Uxío Malvido dijo:

    Por partes. En primer lugar yo intentaría no utilizar minusválido/minusvalía. Suena francamente antiguo y encaja con lo que estamos comentando de que refleja en si mismo un «menor valor». Hay que cambiar ese «marco mental».

    Con discapacidad física la comprensión está asegurada por la mayor parte de los interlocutores. Si finalmente apostáis por abanderar el uso del nuevo término creo que lo más correcto sería «persona con diversidad funcional física», pero tampoco soy un experto.

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