Muchas personas piensan que esto de la Responsabilidad Social Corporativa o Empresarial (RSC o RSE) es una especie de filosofía del «buen rollismo» con el medio ambiente y la sociedad, pero que tiene poco «fundamento». Algo así como intentar portarse bien para no salir mal en la foto y que la reputación de la compañía no quede empañada, pero sin necesidad de dedicarle demasiadas neuronas. Sin embargo, es innegable el grado de profesionalidad y sofisticación que el tema está adquiriendo.
Esta semana pasada, en Bruselas, se han presentado, con claro apoyo político de la Unión Europea, toda una serie de herramientas para desarrollar actividades de Responsabilidad Social Empresarial. Hay guías detalladas, fichas de buenas prácticas, modelos teóricos, metodologías… Son el resultado de 20 «laboratorios» o grupos de trabajo formados por empresas, organizados en 5 grandes categorías cuya traducción sería: Producción y Consumo Sostenible, Comunicación y Transparencia, Modelos de Negocio «(R)evolutivos», Capital Humano y Entorno de Trabajo Integrado.
En el evento de presentación participó el Comisario Europeo para Empleo, Asuntos Sociales e Igualdad de Oportunidades, entre otras relevantes figuras políticas de primer nivel tanto del Parlamento Europeo como de la Comisión. Se quiere convertir a la Unión Europea en un polo de excelencia a nivel mundial en temas de Responsabilidad Social y el tema ha merecido un capítulo completo en el último informe de Competitividad de la UE.
Todas las herramientas presentadas en Bruselas están disponibles en abierto en una página web de CSR Europe.
Destaco aquellos proyectos que me han parecido más relevantes:
Valuing non-financial performance. Proporciona un modelo de indicadores para medir los llamados «intangibles» de la empresa, todo aquello que no reflejan las memorias económicas y que sin embargo afecta profundamente a su rentabilidad, como el Capital Humano (medido a través del famoso «compromiso»), la Relación con los Clientes o la Innovación.
Proactive Stakeholder Engagement, una guía muy detallada de cómo establecer diálogo con los distintos grupos de interés de la empresa. Es decir cómo poner en práctica, sin volverse loco, aquello de que los accionistas no son el único colectivo afectado y que a su vez puede afectar la marcha de la empresa sino que hay muchos otros, como las comunidades locales, los trabajadores, o las ONGs.
Employee Community Engagement, ofrece experiencias en el campo del voluntariado corporativo.
Mainstreaming Diversity, incluye un pequeño folleto, una lista de recomendaciones (bastante básicas) y unas fichas de buenas prácticas. Algo decepcionante desde mi punto de vista.
Demographic Change, una auténtica joya que contiene la herramienta online Demographic Risk Map, que muestra visualmente las regiones de Europa con mayor riesgo demográfico, medido como una combinación de envejecimiento y reducción de la población, y muestra, por otro lado, una serie de factores locales, como la disponibilidad de talento, la productividad o variables relacionadas con la investigación y desarrollo. Interensatísimo. De algún modo, en la línea de los trabajos de Richard Florida.
Es indudable que cada vez hay más recursos sobre la Responsabilidad Social, más ejemplos, más metodologías, más resultados. Cada vez quedan, por lo tanto, menos disculpas para no integrar la RSE en la estrategia de la empresa. Para quien piense que la dificultad está en que toda esta información está en inglés, la buena noticia es que Forética traducirá al español y adaptará todas estas herramientas en unos meses, como ya han hecho, por cierto, con la completa guía de Marketing Sostenible que ya se puede descargar desde su página. Lo dicho, van quedando pocas disculpas para seguir aferrados al modelo «más beneficios, a cualquier coste, y cuanto antes».
¡Vaya! interesante recopilación de proyectos…
En otra onda,.. comparto contigo lo del «buen rollismo» y de la nueva tendencia a ser «responsable» para destacar, y me parece tan bajo y desleal socialmemte hablando, que algunas campañas publicitarias de tintes sociales hasta me provocan nauseas.
Sólo espero que el público (el verdadero protagonista) sepa ver la diferencia y no se coma las mentiras «verdes» que estas empresas pretenden venderles.
SM
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Eres un crack!
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