En los entornos de trabajo internacionales se felicitan las «vacaciones» pero no la «Navidad», una palabra que practicamente se destierra del vocabulario laboral de diciembre. El tema no está exento de cierta polémica porque para algunas personas esto significa hacer invisible el carácter cristiano de la Navidad (ver artículo Christmas or Holidays?). Pero en realidad hablar de «vacaciones» no es una muestra de «laicismo militante» para huir de la connotación religiosa sino una forma de englobar la variedad de festividades y celebraciones en todo el mundo coincidiendo con el final del año.
En países de mayoría católica como España resulta difícil entender las implicaciones de la creciente diversidad religiosa en el trabajo. En palabras de una magistrada del Tribunal Supremo en un artículo en Expansión:
«La línea divisoria entre la esfera netamente privada de la convicción religiosa y la conjugación de sus expresiones en el marco de la relación laboral no ha planteado excesivos problemas mientras la sociedad se ha desarrollado en una cultura de perfiles poco diversos, por no decir netamente homogénea, que, aun partiendo de la aconfesionalidad, tiene sus raíces en una misma tradición cristiana.
(…) es necesario reflexionar sobre el modo en que algunos aspectos de las condiciones de trabajo pueden verse afectados por la presencia de grupos de trabajadores de origen cultural y religioso distintos. El ámbito de la no discriminación, que se concentra en cuestiones como el tiempo de trabajo, la vestimenta, los riesgos laborales, el descanso etc., ha de abordarse también desde la perspectiva de la posibilidad de adaptación de tales condiciones. «
Según datos de la consultora en diálogo interreligioso Tanenbaum, los musulmanes son el grupo más vulnerable a discriminación en el trabajo. El Islam es la religión que mejor ejemplifica las diferentes implicaciones prácticas de tener trabajadores de distintas creencias religiosas, que incluyen una determinada vestimenta y apariencia física (análisis de los estereotipos sobre mujeres musulmanas en muslim women in the workplace), comida halal, necesidades de oración diaria a horas predeterminadas, ayuno durante el Ramadán… Aunque no hay obligación legal de acomodar en el trabajo todas estas prácticas es sin duda más inteligente intentar flexibilizar nuestros entornos laborales para facilitarlas en la medida de lo posible, dado nuestro contexto geográfico y la previsible evolución demográfica de las sociedades europeas (ver mapa de población musulmana por país).
Con carácter general estas son algunas de las recomendaciones prácticas que podríamos implantar en nuestras empresas para hacerlas más inclusivas respecto a la diversidad religiosa:
1/ Comunicar la existencia de una política de diversidad que cubre explícitamente no sólo las creencias religiosas, sino también la expresión religiosa. Esto implica aplicar los mismos estándares que se aplican para la diversidad racial o por orientación sexual, no tolerando comentarios negativos o abiertamente ofensivos hacia la religión en el entorno laboral pero también fijando algunos límites (no permitir el proselitismo, por ejemplo).
2/ Incluir la religión como parte del programa de formación en diversidad y no discriminación. Muchas posibles tensiones en el entornno laboral se eliminan simplemente comunicando y formando sobre las distintas fechas con significado religioso y las prácticas religiosas más comunes que pueden tener su reflejo en el trabajo.
3/ Mostrar flexibilidad para acomodar las necesidades religiosas de los empleados de manera proactiva y pública. Algunos ejemplos: asegurar la existencia de comida apropiada en las reuniones de empresa, excluir aquellas fechas de marcado carácter religioso, facilitar el disfrute flexible de las vacaciones, o plantear la conveniencia de tener algún espacio multiconfesional para oración o meditación en las oficinas.
El Informe Global Restrictions on Religion publicado recientemente por The Pew Forum on Religion & Public Life pone de manifiesto que el 70% de la población mundial tiene dificultades para ejercer su libertad religiosa. Como en muchos otros ámbitos, las empresas pueden ser agentes de cambio social, generando entornos de trabajo respetuosos e inclusivos con la diversidad religiosa de la plantilla. No se requieren programas muy sofisticados pero sí cierta sensibilidad y respeto a los distintos niveles de religiosidad y necesidad de privacidad de la plantilla. Un aspecto también fundamental es anticipar la posible colisión de creencias entre distintos colectivos, por ejemplo entre empleados con fuertes convicciones religiosas y gays y lesbianas . El punto de anclaje debe ser siempre que los empleados tienen derecho a creer lo que quieran pero que no pueden utilizar esas creencias para tratar de forma diferente, o abiertamente hostil, a otros empleados o clientes. El mejor antídoto es recordar que la compañía valora a todos sus emplead@s y que busca generar proactivamente un entorno de trabajo inclusivo para tod@s.
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Buenas. Y me hago una reflexión en este nuestro país, ya que siempre me pregunto lo mismo cuando llega el mes de diciembre. ¿Por qué el día 6 es festivo nacional y el dia 8 abre el comercio?
¿Y porque estonces no abrimos el día de navidad como si un dia cualquiera fuera?
Será porque nos hemos acomodado a los festivos dándonos igual de que tipo sean?.
Un abrazo
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Hola José Luis, y Feliz 2010, que eso sí que sirve para todas las religiones ;).
Yo creo que a muchas personas les da igual el tipo de festivo, y ni siquiera saben a menudo cual es el motivo. La apertura del comercio en festivos se decide en cada Comunidad Autónoma así que a veces cuadrará fiesta «pagana» o «religiosa». Muy pocos son absolutamente «sagrados» para todos, probablemente sólo el día de Navidad y el de Año Nuevo.
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Uxío, gracias por el post, que pone números y profesionalidad a mis problemas cotidianos. No dudan mis padres de que yo sería una grandísima directora de una empresa modélica (no me pregunten por qué llegan a esa conclusión, a la que no llego yo misma), pero el caso es que no lo soy. Sólo soy la directora de mi casa, donde convivimos mi asistenta rumana, dos gatos, un loro, una servidora y, en la esquina, unos chinos que han abierto una de esas mezclas tan prósperas de cachivaches de plástico, comida envasada y pan. He tenido que buscar en Internet si Rumanía se rige por el calendario gregoriano o por el juliano, porque no sabía si tenía que dejar el árbol de navidad puesto un par de semanas más para que mi asistenta se sintiese como en su patria. Los chinos han decorado su tienda con espumillón y papanoeles (hay uno al que un gato como el de la Mixta mira fijamente, no sé si con crueles intenciones o sólo por curiosidad Feng Shui). El caso es que, cuando entré en los chinos el día 1, me dieron ganas de felicitarles el año, pero me acordé de que los chinos entran en el nuevo año… ¿cuándo? Vuelta a Internet, donde vine a saber que quizá les tendría que decir algo así como «feliz año del tigre de metal» el 13 de Febrero. Me va a dar corte, lo siento. En resumen, que no sé qué hacer. Yo espero y creo que Internet – es decir, la información- y el acostumbramiento a la presencia de otras realidades -como ir con sombrero, que primero se hace raro y luego ya no te lo quieres quitar- nos capacitará para combinar la buena voluntad de felicitar con la fórmula correcta para hacerlo. Aún todos nos estamos adaptando. También los chinos, que decoran por la fiesta mayoritaria, pero que no significarán su tienda durante el Ramadán ni otras celebraciones de minorías religiosas en el vecindario. Aunque, bien pensado, los chinos son los que menos discriminan: como no cierran nunca, ofenden igual a musulmanes, judíos y cristianos, aunque creo que (casi) todos estamos encantados con sus horarios inhumanos. Mi loro, el otro en casa capaz de hablar de todo esto, no dice, afortunadamente, ni pío del tema. A él le gustan todas las fiestas. Los gatos duermen.
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María, he leído varias veces tu comentario y cada vez me convenzo más de su calidad literaria: lo tuyo son los micro-relatos!. Gracias por contar con tanta gracia tu realidad multicultural cotidiana ;).
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Me ha gustado este post. La verdad es que es un tema complicado. Para mi, como atea, la navidad es una época de festividad cultural, no religiosa (porque se ancla en las religiones paganas), pero sé que para otras personas tiene otro sentido. En inglés se suelen felicitar los «holidays», que viene de «holy days», así que no creo que el tema religioso quede completamente separado. En EE.UU. las fiestas cristianas son «obligatorias», mientras que las judías y, en menor medida, de otras religiones, son voluntarias. Cuando estaba en el colegio ahí veía como los niños y niñas judías no venían en sus días sagrados, pero tampoco en Navidad, Semana Santa, etc. Tampoco creo que EE.UU. sea un buen ejemplo en ese sentido, por esa y otras razones, aunque ciertamente es mejor que lo que tenemos aquí.
Me parece muy interesante lo que dices acerca de la necesidad de apoyar públicamente medidas de adaptación a diferentes religiones, pero poniendo límites. Comparto contigo que hay que dejar claros cuales son los valores de la compañía, y las medidas de diversidad, para evitar los choques entre empleados, que es ciertamente un tema espinoso, pero también lo puede ser el de empleados pertenecientes a dos minorías (judío ortodoxo y gay, por ejemplo).
Me alegro mucho de que hayas publicado este post, porque creo que este tema se pasa por alto demasiado en España, en todos los ámbitos. Yo tengo un debate en cuanto a la presencia de belenes: a mí me molesta, pero no que haya menoras por ahí. La razón: veo los belenes como un intento de que la religión católica ocupe el espacio público y de imponer un significado especial de la navidad, mientras que las menoras las veo como una manera de compartir la felicidad de la festividad de Hannuka. ¡Y hay muchas empresas que ponen belenes o incluso mandan tarjetas de navidad con escenas religiosas!
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Uxío, mis felicitaciones por tu post y el blog en general. He descubierto este post vía Twitter. Me parece excelente el tratamiento que das a un tema tan absurdamente controvertido en España. Muy interesante tu enfoque inclusivo.
Saludos
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Uxío,
Muy buen post el tuyo sobre una tema difícil respecto al que yo, a nivel profesional, sigo teniendo muchas dudas. La religión forma parte del ADN cultural de muchos países, incluso de forma mucho más intensa de lo que ahora lo es en España y es un punto sobre el que siempre se genera conflicto cuando lo trato en sesiones de formación. Hace un par de semanas asistí a un encuentro con otros colegas y tratamos este asunto, y ni siquiera entre nosotros conseguimos llegar a un acuerdo.
A nivel empresa, estoy de acuerdo contigo en que con un poco de atención y la comunicación adecuada, se puede gestionar el respeto por las diversas creencias ( y ya puestos por la diversidad en general). Pero se da la paradoja de que eso, que quizás pueda ser relativamente sencillo en una empresa grande y multinacional, con departamentos como el tuyo y personas como tu informadas y sensibles, es mucho más complicado en pymes. Ahí hay sobre todo una gran desinformación y como consecuencia de ello, muy poca por no decir nula, atención a estos temas. Vamos, es que a la mayoría ni se les ocurre que pueda haber otras prácticas religiosas y tampoco saben lo que eso significa a nivel de vida cotidiana.
Por otro lado, como sociedad, entiendo que la verdadera integración está en el respeto a lo diferente sin renunciar por ello a la propia identidad y a manifestarlo. Y eso es algo distinto al ser «políticamente correcto». Por eso no solo no me molestan los belenes ni los christmas navideños, que yo sigo enviando, sino que lo encuentro natural en una sociedad como la nuestra, que -hoy por hoy- sigue siendo cristiana por abrumadora mayoría, independientemente de lo más o menos religioso que uno actue a nivel privado.
Por otro lado, a mi siempre me sorprende que muchos de los europeos que se escandalizan de que una profesora acuda a dar su clase con la cabeza cubierta, encuentren perfectamente natural que en la India practicamente en cada edificio haya un pequeño altar de ofrendas… Parece como si la religión ajena fuera más digna de respeto que la propia. En fin, ya te digo, creo que es un tema difícil y me ha gustado cómo lo has tratado.
Buen fin de semana.
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@Victoria, a mi me pasa con muchos símbolos religiosos , como las menorah judías (http://es.wikipedia.org/wiki/Menor%C3%A1), que me gustan estéticamente, más allá de su significado, que a veces desconozco. Claro, eso es algo que pasa siempre con «otras» religiones, porque no asociamos ningún otro valor emocional o ideológico.
@Alberto, gracias. Voy a tener que abrirme finalmente una cuenta de Twitter porque seguramente me estoy perdiendo cosas interesantes. Hasta ahora me estaba resistiendo para no saturarme de vida 2.0.
@Astrid, es verdad que el mundo pyme es otra historia pero a veces facilita en el sentido de conocer los casos particulares y poder hacer ajustes más directos. Totalmente de acuerdo contigo en que la verdadera diversidad no está en descafeinarlo todo sino en entender realmente las diferencias e incluirlas. Y efectivamente en Europa se valoran y respetan mucho las otras religiones, en particular las orientales, porque no se les asigna «carga» de ningún otro tipo.
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