Innovar y conversar sobre la salud

La salud es uno de nuestros temas preferidos de conversación. Nos importa tanto que inunda desde las tertulias de sobremesa a las conversaciones más íntimas.   Sin embargo la web 2.o, con su conversación y participación online, ha tardado en abrirse camino en el campo sanitario. O quizás son sólo las empresas las que están tardando en descubrirla, porque el concepto de  Salud 2.0 ya tiene desde entrada en wikipedia, a blog especializado.

Las consultoras de Marketing y Comunicación se han lanzado a hablar del asunto, y lo están haciendo con fundamento. Por un lado, en eTc-Territorio Creativo  hicieron dos buenas entradas para situar el tema: «La medicina está viviendo un cambio con la web 2.o» y «Medicina 2.o, el paso al frente a dar por la salud en España«. Entre los ejemplos que se mencionan hay plataformas colaborativas dirigidas a médicos, para compartir casos clínicos y opiniones entre profesionales, y también plataformas dirigidas a pacientes, dónde pueden compartir experiencias y conocimientos sobre sus enfermedades. 

Por su parte la consultora Global Healthcare celebró también hace unos meses una jornada sobre «2.0 Disruptive Innovation»  dirigido a explorar nuevos territorios para la comunicación y el marketing en salud. Joan Campmany de DDB recordó un básico: los medios más influyentes son los más próximos (amigos, familiares) por lo que lo importante es saber de qué habla la gente. Y eso precisamente es lo que han entendido en Materna, una comunidad digital dirigida a madres, que ha triunfado ya en Argentina y Chile y ha arrancado también en España. Este proyecto aglutina contenidos relevantes y relación ya que ofrece a las madres información específica sobre su embarazo e infancia, pero también herramientas participativas para intercambiar experiencias y relacionarse con otras madres en situaciones similares.

Algo se mueve en el sector salud. Lo saben las grandes multinacionales, como demuestra el Health Channel de Johnson & Johnson en Youtube, y también algunos pequeños emprendedores que buscan hacerse un hueco, como Vi.Vu que está creando una red social a partir del concepto de confianza en los profesionales sanitarios. Cada persona comparte las clínicas y médicos con los que ha tenido buena experiencia y en los que confía, de tal forma que al acceder a esa misma información de sus amigos y familiares accede a una red sanitaria expandida de confianza. ¿Qué buscas un dermatólogo? Pues tal vez un familiar o amigo puede darte una referencia valiosa. Se crea de ese modo una comunidad que comparte  referencias profesionales pero también las inquietudes sanitarias que les motivan a buscar ayuda especializada.

Claro que si alguien conoce de verdad el potencial que hay en la Salud 2.0 es Google, que lo sabe todo. Desde los temas de salud que generan más búsquedas (enfermedades comunes y nutrición en primer lugar)  hasta el tipo de información que genera interés (síntomas, efectividad de los tratamientos y experiencia de otros pacientes). Así que lo mejor es ir abriéndose un perfil en Google Health para tener bien organizadita toda nuestra información sobre salud.

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Ciudades creativas: innovación y tolerancia

Hace un par de semanas estuve en la presentación de Las Ciudades Creativas,  el último libro de Richard Florida, autor del que hablé hace ya algún tiempo en Geografía de la Creatividad. Este profesor es muy conocido en Estados Unidos por su conceptualización de la Clase Creativa como motor de la innovación y el crecimiento económico. Le rodean el éxito y la polémica a partes iguales. Lo fundamental de su investigación está contenido en «The Rise of the Creative Class«, un libro anterior del que creo no hay edición en español, en el que plantea que la prosperidad de las ciudades depende de 3 Ts: presencia de empresas de base Tecnológica, capacidad de atraer Talento, y Tolerancia.

Escuché por primera vez a Richard Florida en Chicago hace varios años en el contexto de la conferencia Out and Equal que reúne anualmente a miles de profesionales que trabajan por la inclusión LGBT en las empresas. Y es que la controversia con este autor tiene mucho que ver con sus resultados relativos a que el mejor predictor de la Tolerancia en las ciudades, y por tanto de su éxito económico,  es la presencia de gays y lesbianas. Por mucho análisis económico y social que aporte, esa parte de sus resultados suele hacerle «sospechoso».

Leí acerca de la presentación de Ciudades Creativas en el blog de Juan Freire, probablemente la persona que más sabe y ha escrito en España sobre los trabajos de Richard Florida. Resultó ser un acto cerrado sólo para la prensa en el Hotel Ritz de Madrid, pero me dejaron pasar y me entregaron una copia del libro.

Con esta nueva obra Florida desarrolla todavía más sus planteamientos iniciales. Frente a la idea de que el mundo se ha vuelto plano y da igual desde dónde se trabaje, el autor demuestra que la tierra es «puntiaguda» porque la actividad económica y las personas se concentran en algunas megarregiones urbanas que son los auténticos motores del crecimiento económico. Claramente, talento, innovación y creatividad no se distribuyen a partes iguales, sino que las personas con mayores niveles de formación se acumulan en determinadas zonas. Las ciudades  tienden a especializarse económicamente y por ello ser capaces de atraer talento de determinadas profesiones.  No importa, por lo tanto, el número de gente que se establece, ya que la población por si sola no equivale directamente a crecimiento económico,  sino quien se establece y qué formación posee.

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La movilidad de determinados perfiles hacia algunas ciudades no es, sin embargo, un proceso automático. Influyen claramente factores de personalidad, ya que algunas personas tienden a desplazarse y otras a permanecer en sus lugares de origen.  De algún modo las personas ponen en la balanza la interdependencia entre movilidad geográfica y socioeconómica con el hecho de que la proximidad a la familia y amigos es un factor claro de felicidad. Florida analizó, precisament, la influencia del lugar en el que vivimos en nuestra felicidad, a través de los resultados a encuestas a miles de personas. Nuestra valoración de las ciudades se hace de acuerdo a una jerarquía de necesidades tipo Pirámide de Maslow (vaya juego que da la famosa pirámide).  Más allá de la seguridad física y económica de la ciudad, valoramos también los servicios, la estética y la tolerancia o apertura de esa población. 

El índice gay también aparece de nuevo en este libro pero en esta ocasión de manera menos poética, como correlación con los precios de la vivienda. El autor demuestra que la llegada de artistas, músicos, diseñadores y gays  a un determinado barrio es seguida de familias de clase media, por lo que la vivienda tiende a subir. En concreto, los gays actuarían como motor al alza del precio de la vivienda por dos efectos: uno de estética y ocio, ya que generan y buscan entretenimiento, y otro, por el extra de tolerancia o cultura abierta que supone su presencia.

A partir de estas ideas principales, el autor desarrolla en el libro toda una serie de correlaciones en torno a la ubicación geográfica, desde un mapa de solteros en Estados Unidos, hasta cómo se agrupan en ese país los distintos tipos de personalidad. Acaba con una guía práctica para elegir dónde vivir, ya que aunque no le prestamos atención, es una de las decisiones importantes en la vida, junto a la de a qué dedicarnos (trabajo) y con quién compartir la vida (pareja).

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Sin duda el tema de la clase creativa tiene tirón. Cinco Días lo recogía hace ya tiempo en El imparable ascenso de la clase creativa. Además, el factor gay seguirá siendo punto de enganche y polémica, o al menos de titular, como el de El Confidencial «La clase creativa y el índice gay«.  Pero en cualquier caso, a mi el mensaje de fondo me parece bastante sencillo: una cultura de inclusión atrae talento diverso y prosperidad a través de la innovación. Esto es cierto a nivel social, como demuestra Florida, pero también a nivel organizativo, como pone de manifiesto el IBM Global CEO Study 2006 que identificó la cultura y clima organizativo como principales obstáculos a la innovación empresarial, recomendando valorar y apoyarse en la diversidad organizativa para superarlos. Y es que como dice el alcalde de la ciudad dónde reside Richard Florida «El mundo será como Toronto, irá hacia la diversidad«.

Política, diversidad y cultura pop

Me resistía a hablar de Obama y las elecciones americanas pero ver Hairspray esta semana en Londres me ha hecho cambiar de opinión. Más allá de lo «friki» del asunto, el musical me hizo entender y «sentir» por qué el 95% de los negros habían votado a Obama; algo que era para mi sorprendente porque, pensaba yo, que entre todos esos votantes tenía que haber muchos republicanos y hasta «ultra-republicanos», y sin embargo la identidad racial había sido lo determinante en su voto. 

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Hairspray es un musical basado en la película del mismo nombre del año 1988. En 2007 se estrenó un remake con John Travolta y Michelle Pfeiffer. No vivo obsesionado con buscar claves de diversidad en mis momentos de ocio, pero en este caso la «lectura diversa» es muy obvia. La acción se desarrolla en el año 1962, es decir anteayer, en la ciudad americana de Baltimore. La adolescente protagonista es gordita y desafía las convenciones de imagen pública presentándose a un concurso de baile, pero además es una activista por la integración racial, y apuesta por bailes con participación mixta de blancos y negros, frente a la segregación existente. Como tercera dimensión diversa está el hecho de que el papel de su madre lo interpreta un hombre, en una calculada ambigüedad transexual. Viendo el trailer de la película (versión 2007) es fácil hacerse una idea de lo que comento. 

Hairspray ayuda a hacerse consciente de la extrema cercanía de la segregación racial y entender que en prácticamente todas las familias negras actuales debe haber padres y abuelos que han vivido esos tiempos personalmente. Para mi es más comprensible ahora que frente a cualquier consideración ideológica el voto de la población negra haya sido fundamentalmente racial.

Sin embargo, es obvio que Obama no ha ganado sólo por la acumulación de voto negro. Algunos análisis han sugerido que la clave está en que votantes jóvenes, negros, latinos y blancos han elegido a Obama, tomando como referencia la siguiente encuesta de salida, que muestra que el 90% de los votantes de McCain han sido blancos frente a la mayor diversidad de los votantes demócratas:

Voter Category Obama Voters McCain Voters Kerry Voters Bush Voters
White 61% 90% 66% 88%
Black 23% 1% 21% 2%
Hispanic/Latino 11% 6% 9% 7%
Asian 2% 1% 2% 1%
Men 44% 50% 42% 49%
Women 56% 50% 58% 51%
Republicans 6% 64% 5% 68%
Independents 28% 28% 27% 25%
Democrats 67% 8% 68% 8%
Age under 45 52% 42% 46% 44%
45 and over 48% 58% 53% 56%
Income under $50,000 42% 32% 52% 39%
$50,000 and over 58% 68% 48% 61%

*Source: Edison/Mitofsky exit poll

Un análisis más detallado de la diversidad del voto de Obama se puede encontrar en las encuestas de salida publicadas por New York Times que muestran claramente el arrase entre judíos, habitantes de grandes ciudades, y menores de 30.

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Es muy útil acceder directamente a la página de las encuestas del New York Times porque muestran estos mismos datos para las elecciones anteriores, desde el año 1980, y sobre todo, la posibilidad de mostrar la información con altura de las barras proporcional al peso de ese segmento del electorado. Sólo así se hace evidente el peso relativo que tienen los menores de 30, judíos y los habitantes de grandes ciudades, y se hace evidente la importancia del voto de las mujeres blancas en estas pasadas elecciones, subrayando la emergencia de las mujeres como decisores fundamentales en el futuro inmediato. Como dice la canción Come so far (got so far to go) de los créditos de Hairspray, «let’s dance into tomorrow land»:

Cause it’s so clear
Every year
We get stronger
So shine that light
Take my hand
And let’s dance into tomorrow land

Empresa Líquida

Vivimos tiempos líquidos, inestables, y nuestras relaciones con la empresa y el mundo del trabajo también se diluyen. Antes empleado y empresa se vinculaban en relaciones laborales sólidas basadas en lealtades mútuas, pero hoy triunfan las fragilidades de doble dirección: ni contratos de por vida ni compromisos permanentes del empleado. 

La sociología ayuda a entender lo que está ocurriendo. Zygmunt Bauman, un sociólogo polaco, octogenario y judío, tiene varios libros publicados alrededor de la actual etapa de modernidad como un tiempo líquido. Un tiempo flexible y voluble que se diferencia de la etapa anterior dónde todo era más sólido, estable y predecible. Hoy nada solidifica y nuestras vidas están fragmentadas y en cambio constante.

Yo me confieso fan de Zygmunt Bauman. He leído Amor líquido, Tiempos líquidos y Miedo líquido (podéis consultar su bibliografía completa en Casa del Libro). De todos ellos el más revelador ha sido Amor Líquido, una obra que lleva como subtítulo «Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos«.

La idea fundamental es que hoy se temen las relaciones duraderas en general. Hay miedo al compromiso y los vínculos entre las personas son frágiles. Esto genera inseguridad y por lo tanto ganas de estrechar lazos pero… sin que sean muy firmes; sólo simples «conexiones». Se buscan relaciones plenas pero de compromiso limitado, con las puertas abiertas. Así proliferan las redes con múltiples conexiones y la cantidad de contactos rellena el vacío que deja la falta de calidad. Las relaciones son de tipo virtual, de fácil acceso y salida. Relaciones de bolsillo que se sacan en caso de necesidad:  agradables, instantáneas, breves y … descartables.

Vivimos, además, deprisa porque al cambiar el compromiso por las múltiples relaciones en red, el movimiento y el cambio se convierte en una obligación. Al igual que ocurre con otros productos, las relaciones emocionales tienden a ser para consumo inmediato. Pero, claro, ningún producto es de uso prolongado y constantemente aparecen versiones nuevas y mejoradas. Las relaciones de pareja no son una excepción a esta dinámica general y se produce un número creciente de separaciones y divorcios.

Así es el mundo que nos toca vivir, según Bauman. Pero no todo son desventajas. Aunque las relaciones actuales tienden a ser frágiles, también es cierto que hay una mayor disponibilidad de conexiones. En las redes, cada conexión individual puede ser de corta vida pero su número total confiere estabilidad. Esa red de conexiones es «terreno firme entre arenas movedizas» y nos ayuda a sentirnos a salvo de la fragilidad inevitable de cada conexión individual y transitoria.

Todas estas dinámicas sociales tienen implicaciones para la empresa en varias direcciones: 

1/ Este mundo de conexiones líquidas es coherente con el auge masivo de la colaboración en el mundo empresarial. Proyectos como Wikipedia, el software libre o el Genoma Humano superan afortunadamente los muros corporativos. Se consolidan las dinámicas económicas que tan acertadamente describe el libro Wikinomics.

2/ El nuevo estilo de liderazgo tiende a ser menos jerárquico, más horizontal y distribuido. Un estilo menos controlador y en definitiva menos «sólido» y más basado en interacciones de confianza. La flexibilidad en el trabajo, temporal y espacial, contribuye también a «licuar» la relación entre empleado y supervisor.

3/ Hay un interés creciente de los profesionales de Recursos Humanos por la Gestión del Compromiso, que se mide en encuestas internas. Además se intenta sobrevivir al planteamiento «líquido» que traen los empleados más jóvenes (Generación Y). El tema preocupa por la relación clara que existe entre el compromiso de los empleados y la productividad y la innovación en la empresa. Pero, claro, si nuestros amores son líquidos, no es lógico esperar relaciones laborales más comprometidas y estables.

En este panorama la gestión de la diversidad ayuda a dar estabilidad a las organizaciones. Las Redes de Empleados o Grupos de Diversidad o afinidad (tipo Grupo de Mujeres, Latinos o Gays) generan redes de conexiones dentro de la empresa al margen de las estructuras formales y jerárquicas. Por un lado estas redes internas contribuyen a generar más involucración y compromiso entre los empleados y por otro lado ayudan a conectar la empresa con los diversos «mares» exteriores.

Son claros tiempos para potenciar las habilidades de natación 🙂 ¿qué tal las llevas tú en tu trabajo?