Ciudades creativas: innovación y tolerancia

Hace un par de semanas estuve en la presentación de Las Ciudades Creativas,  el último libro de Richard Florida, autor del que hablé hace ya algún tiempo en Geografía de la Creatividad. Este profesor es muy conocido en Estados Unidos por su conceptualización de la Clase Creativa como motor de la innovación y el crecimiento económico. Le rodean el éxito y la polémica a partes iguales. Lo fundamental de su investigación está contenido en «The Rise of the Creative Class«, un libro anterior del que creo no hay edición en español, en el que plantea que la prosperidad de las ciudades depende de 3 Ts: presencia de empresas de base Tecnológica, capacidad de atraer Talento, y Tolerancia.

Escuché por primera vez a Richard Florida en Chicago hace varios años en el contexto de la conferencia Out and Equal que reúne anualmente a miles de profesionales que trabajan por la inclusión LGBT en las empresas. Y es que la controversia con este autor tiene mucho que ver con sus resultados relativos a que el mejor predictor de la Tolerancia en las ciudades, y por tanto de su éxito económico,  es la presencia de gays y lesbianas. Por mucho análisis económico y social que aporte, esa parte de sus resultados suele hacerle «sospechoso».

Leí acerca de la presentación de Ciudades Creativas en el blog de Juan Freire, probablemente la persona que más sabe y ha escrito en España sobre los trabajos de Richard Florida. Resultó ser un acto cerrado sólo para la prensa en el Hotel Ritz de Madrid, pero me dejaron pasar y me entregaron una copia del libro.

Con esta nueva obra Florida desarrolla todavía más sus planteamientos iniciales. Frente a la idea de que el mundo se ha vuelto plano y da igual desde dónde se trabaje, el autor demuestra que la tierra es «puntiaguda» porque la actividad económica y las personas se concentran en algunas megarregiones urbanas que son los auténticos motores del crecimiento económico. Claramente, talento, innovación y creatividad no se distribuyen a partes iguales, sino que las personas con mayores niveles de formación se acumulan en determinadas zonas. Las ciudades  tienden a especializarse económicamente y por ello ser capaces de atraer talento de determinadas profesiones.  No importa, por lo tanto, el número de gente que se establece, ya que la población por si sola no equivale directamente a crecimiento económico,  sino quien se establece y qué formación posee.

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La movilidad de determinados perfiles hacia algunas ciudades no es, sin embargo, un proceso automático. Influyen claramente factores de personalidad, ya que algunas personas tienden a desplazarse y otras a permanecer en sus lugares de origen.  De algún modo las personas ponen en la balanza la interdependencia entre movilidad geográfica y socioeconómica con el hecho de que la proximidad a la familia y amigos es un factor claro de felicidad. Florida analizó, precisament, la influencia del lugar en el que vivimos en nuestra felicidad, a través de los resultados a encuestas a miles de personas. Nuestra valoración de las ciudades se hace de acuerdo a una jerarquía de necesidades tipo Pirámide de Maslow (vaya juego que da la famosa pirámide).  Más allá de la seguridad física y económica de la ciudad, valoramos también los servicios, la estética y la tolerancia o apertura de esa población. 

El índice gay también aparece de nuevo en este libro pero en esta ocasión de manera menos poética, como correlación con los precios de la vivienda. El autor demuestra que la llegada de artistas, músicos, diseñadores y gays  a un determinado barrio es seguida de familias de clase media, por lo que la vivienda tiende a subir. En concreto, los gays actuarían como motor al alza del precio de la vivienda por dos efectos: uno de estética y ocio, ya que generan y buscan entretenimiento, y otro, por el extra de tolerancia o cultura abierta que supone su presencia.

A partir de estas ideas principales, el autor desarrolla en el libro toda una serie de correlaciones en torno a la ubicación geográfica, desde un mapa de solteros en Estados Unidos, hasta cómo se agrupan en ese país los distintos tipos de personalidad. Acaba con una guía práctica para elegir dónde vivir, ya que aunque no le prestamos atención, es una de las decisiones importantes en la vida, junto a la de a qué dedicarnos (trabajo) y con quién compartir la vida (pareja).

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Sin duda el tema de la clase creativa tiene tirón. Cinco Días lo recogía hace ya tiempo en El imparable ascenso de la clase creativa. Además, el factor gay seguirá siendo punto de enganche y polémica, o al menos de titular, como el de El Confidencial «La clase creativa y el índice gay«.  Pero en cualquier caso, a mi el mensaje de fondo me parece bastante sencillo: una cultura de inclusión atrae talento diverso y prosperidad a través de la innovación. Esto es cierto a nivel social, como demuestra Florida, pero también a nivel organizativo, como pone de manifiesto el IBM Global CEO Study 2006 que identificó la cultura y clima organizativo como principales obstáculos a la innovación empresarial, recomendando valorar y apoyarse en la diversidad organizativa para superarlos. Y es que como dice el alcalde de la ciudad dónde reside Richard Florida «El mundo será como Toronto, irá hacia la diversidad«.

Gestión empresarial centrada en las relaciones

«En lo más profundo siempre he creído que se podía hacer negocios de una manera diferente» 

La frase es de Chip Conley, fundador de Joie de Vivre, una cadena de hoteles boutique con más de 40 establecimientos en California. El fue uno de los ponentes del Executive Forum de San Francisco al que asistí en marzo.

En el modelo de gestión del talento de esta empresa las posibilidades de promoción vienen marcadas por los resultados y por las relaciones de la persona. No conozco ningún otro modelo empresarial de talento con esta variable de relaciones tan clara. El planteamiento de fondo es que las empresas no son más que conjuntos de relaciones humanas y es precisamente su calidad y durabilidad lo que diferencia a líderes y empresas.

Con la crisis de las punto.com a partir del año 2000, el negocio hotelero en California y especialmente en el área de la Bahía de San Francisco se resintió enormemente. Chip se apalancó en la calidad de sus relaciones personales y las de su negocio a tres niveles: empleados, clientes e inversores. Y encontró en el conocido modelo de la Pirámide de Maslow la base teórica para convertir sus intuiciones en un sólido modelo de gestión.

 

Chip Conley simplificó este módelo de necesidades humanas en 5 niveles para aplicarlo al mundo de la empresa y encontró que con tres era suficiente: supervivencia, éxito y transformación. A partir de ahí profundizó en el significado que cada uno de estos 3 niveles tenía para empleados, clientes e inversores.

En el primer nivel de la pirámide de los empleados, el de supervivencia, tendríamos el dinero, o más ampliamente el paquete de compensación. Esta retribución es la que genera la motivación base por la que trabajan los empleados. En el segundo nivel, el de éxito, tendríamos el reconocimiento de los empleados que es el factor que genera lealtad hacia la organización. Y finalmente, en la cúspide de la pirámide, en el nivel de transformación, se hallaría el significado del trabajo, el elemento que, de ser alcanzado, generaría inspiración/realización en los empleados.

Este análisis de la pirámide de necesidades de los empleados es muy relevante en el negocio hotelero (y en muchos otros sectores también) porque los resultados dependen de los empleados que trabajan en primera línea con los clientes. Son los recepcionistas, camareros, porteros o limpiadoras los que mayor contacto tienen con el cliente y al mismo tiempo constituyen el personal peor remunerado y menos motivado.  En esta empresa han implantado varias medidas innovadoras para mejorar la base de la pirámide como otorgar un mes sabático pagado para todos los empleados con 3 años de antigüedad (los americanos tienen menos vacaciones anuales remuneradas que nosotros) o estancias gratuitas en hoteles y spas de la cadena. También han implantado acciones en los otros niveles, como dedicar tiempo en todos los Comités de Dirección a hablar de algún empleado que ha destacado por alguna acción especial y designar un director que le llame personalmente para agradecérselo.

El mismo nivel de análisis de necesidades aplicado a los clientes nos llevaría a tener en la base expectativas cubiertas que generan satisfacción con el servicio, en el nivel medio necesidades cubiertas que generan compromiso con la marca, y finalmente, en la cúspide de la pirámide, necesidades inconscientes satisfechas que provocarían «evangelismo», es decir, convertir a los clientes en auténticos fans de nuestra empresa.

Hay todavía una tercera pirámide, la de los inversores, que evolucionaría desde la alineación de transacciones, la alineación de relación y finalmente el legado.  El autor explica en detalle todo este análisis así como numerosos ejemplos de acciones realizadas en su libro Peak, una visión diferente sobre dónde poner las prioridades en la gestión empresarial, útil para MBAs, emprendedores y demás profesionales inquietos.