Intersecciones: redes, género y generaciones

Las Redes Sociales en la Web 2.0 acumulan horas de atención mediática y de conversación incesante en blogolandia. Es uno de esos temas de tirón con el que enseguida captas la atención, tanto en la empresa como en la cena con los amigos. La fama de la Teoría de los Seis Grados de Separación se extiende para justificar la importancia de cultivar las redes sociales y existe incluso una serie con ese nombre.  Por cierto, Stanley Milgram, el psicólogo que popularizó esta teoría con su experimento de las cartas, es autor también de un experimento mucho menos conocido pero mucho más inquietante de Obediencia a la Autoridad.

Con lo que promete el tema, me fui cargado de expectativas el martes pasado a la conferencia de Lars Hinrichs, fundador y CEO de Xing en el Instituto de Empresa. Después de comerse a Neurona y eConozco, Xing, con sede en Alemania, se configura como el gran polo europeo de las redes sociales profesionales. El otro gran jugador sería LinkedIn con base en California, que tiene 4 veces más usuarios, aunque muy por debajo, claro, de las cifras exorbitantes de Facebook o MySpace.

Un 29% de los usuarios de Xing son mandos intermedios, un 17% alta dirección y un 15% directores generales (sospecho que esta cifra tan alta obedece a muchos emprendedores y dueños de negocios pequeños). El 20% afirma que ha hecho negocios a través de la plataforma y el 60% nuevos contactos interesantes. El negocio corporativo no para de crecer y entre los clientes que utilizan Xing para actividades de atracción y selección, sustituyendo a headhunters tradicionales, se encuentran ya IBM, PwC, Microsoft, Phillips, Cisco, Citi o McDonalds.

Me sorprendió el poco dinamismo del ponente, tal vez porque yo esperaba el típico joven brillante lleno de energía, o tal vez porque dedicó demasiado tiempo a explicar los detalles de su salida a bolsa. El caso es que me dio tiempo a observar que apenas uno de cada 5 asistentes era mujer. A la salida se lo hice notar a él y me comentó que casi el 70% de los usuarios de Xing son hombres. No he parado de darle vueltas desde entonces.

Una de las barreras claramente identificadas para la presencia de mujeres en altos niveles de las organizaciones es su menor acceso a relaciones de networking. Las recomendaciones de cómo cultivar las relaciones profesionales incluyen ya la presencia en las redes sociales profesionales en internet. Sin embargo, las mujeres no parecen estar utilizándolas tanto como los hombres. Esto podría deberse a cierto efecto generacional. Si sobre todo hay mandos intermedios y directivos en estas redes, debe haber también un número importante de usuarios de la Generación X y Baby Boomers y en esos rangos de edad los usuarios de internet son mayoritariamente hombres.

El futuro parece traer importantes novedades también en esto. Se ha detectado una división de género en el uso de redes sociales entre adolescentes en Estados Unidos: ellas parecen ser más blogueras y sociables y ellos más de subir vídeos. En la infancia la división es aún más clara: el Director de Innovación de Bankinter nos presentaba hace unos meses Whyville, en una reunión de las Mejores Empresas para trabajar en españa (Best Workplaces). Se trata de un mundo virtual americano en el que hay 3 millones de niños con perfiles activos (los adultos también se pueden inscribir como visitantes desde la página de entrada de Whyville). Todo el concepto gira en torno a juegos educativos de complejidad creciente y temática relacionada con el aprendizaje de ciencia y tecnología. Los niños, a través de sus avatares, se relacionan socialmente unos con otros y encuentran o hacen nuevos amiguitos. Pues bien, casi un 70% de los perfiles son niñas, al parecer porque a ellas les gusta más socializar y también porque encuentran un mundo con menos restricciones que el mundo real (lleno de reglas de como deben ser las «buenas niñas»).  Claramente la Web del futuro pinta mucho más femenina que la actual.

Mitos Generacionales

Las diferencias entre generaciones siempre han dado que hablar, y ahora esa conversación se extiende también con fuerza a la empresa. Desde Recursos Humanos se observa con estupor cómo, en los procesos de selección, los candidatos plantean lo que parecen exigencias salariales, de carrera o de conciliación, que hasta hace pocos años eran directamente impensables. Por otro lado, entre los empleados aumenta la brecha tecnológica entre los más jovenes y los más mayores y, por extensión, se asume que eso significa entre ellos una gran diferencia en capacidad de cambio en general. 

De forma muy resumida se habla de cuatro generaciones en el entorno de trabajo. Cada generación comprende un tramo de edades y se le presupone cierta mentalidad similar, ciertos valores y actitudes compartidos por el hecho de haber vivido acontecimientos sociales similares. A grandes rasgos tendríamos a los mayores de 60 años que pertenecerían a la Generación Tradicional (o Silent en USA), los Baby Boomers, entre 45 y 60;  Los profesionales X, de 25 a 44, y la Generación Y compuesta por los menores de 25 años. El artículo «Diferentes edades, diferentes perspectivas» de Cristina Simón, profesora del Instituto de Empresa, es una buena introducción al tema y un ejemplo del interés creciente que suscita. Proliferan también las recomendaciones sobre como manejar estas diferencias generacionales porque más allá de la franja exacta de edad o las diferencias entre Europa y Estados Unidos, se asume que las diferencias son relevantes y a veces casi insalvables.

Yo no creo que el tema sea tan dramático, ni que las diferencias den para mucho más que unas recomendaciones sobre las características de cada generación y cómo tenerlas en cuenta a efectos de comunicación y gestión de equipos.  El libro «Retiring the Generation Gap» de Jenniffer J. Deal, del Center for Creative Leadership, parece apuntar en la misma dirección. Esta autora analiza los resultados de más de 3.000 encuestas de profesionales de distintas generaciones en Estados Unidos. Repasa muchos temas, desde los famosos valores a las estrategias de retención o el concepto de respeto. Y también analiza los datos correspondientes a la dudosa lealtad de los más jovenes y la gran resistencia al cambio de los mayores. En ambos casos la conclusión es que ambas cosas son más mito que realidad.

Respecto a la lealtad, el propio concepto es algo confuso y a menudo refleja esa asunción tan antigua de que el empleado debe estar agradecido a la empresa por el hecho de tener un trabajo. Los datos no han mostrado ni una mayor frecuencia de cambios de trabajo (que suelen depender más de la economía que de otras variables) ni un mayor número de horas trabajadas en función de la generación (sí en cambio en función del nivel organizativo). Y respecto a la capacidad de cambio, o de resistencia frente al mismo, lo que ha mostrado la investigación es que en general los cambios no le gustan a nadie, ni jovenes ni mayores. La capacidad de adaptación a los cambios parece depender más de diferencias individuales que generacionales. A partir de ahí la forma en que la empresa gestione el proceso de cambio y la comunicación sobre el mismo marcará la diferencia…

ACTUALIZACIÓN: para aquell@s que se quedaron con ganas de saber más sobre la mitología generacional, un reciente artículo de Harvard Business Online analiza el supuesto mayor narcisismo de la Generación Y (Gen Y: Really all that Nacissistic?). De nuevo, contraposición de opiniones: un profesor de Psicología de la Universidad de San Diego ha mostrada una diferencia de 30 puntos porcentuales en una escala de narcisismo con items del tipo «I think I’m a special person», pero ¿es esto algo realmente negativo? Los de Recursos Humanos no hacemos más que insistir en lo especial y único que es cada empleado, así que deberíamos estar encantados…