Para calentar motores esta semana de Eurovisión, han emitido en televisión el especial «Europasión» en el que Fangoria ha estrenado versión del clásico de Karina «En un mundo nuevo«.
El mundo nuevo que claramente se nos viene encima es un mundo envejecido y multicultural como resultado de movimientos migratorios imparables. La Fundación de la Innovación Bankinter ha presentado hace unos días en Madrid el informe Nuevos Consumidores: inmigración y envejecimiento. El análisis revela las oportunidades comerciales que se abren si se logra entender el fenómeno y dirigir campañas y productos específicos hacia estos nuevos consumidores. El segmento de los «boomers» (mayores de 55) impactará fuertemente en los mercados de ocio, cosmética o servicios financieros. El segmento de inmigrantes en el sector sanitario y educativo.
En España tenemos en la actualidad cerca de 4,5 millones de inmigrantes. Suponen el 14% de personas ocupadas, el doble de la media de la Unión Europea. Algunas empresas están adaptando ya sus estrategias al nuevo perfil de clientes. Vodafone, por ejemplo, tiene ya un 10% de clientes inmigrantes que tienen una media de consumo superior y para los que ha diseñado servicios específicos. Al igual que Carrefour que ofrece productos y servicios diferenciados para inmigrantes a través de la página Como en casa. El sector financiero también está adaptando sus estrategias y ha empezado a contratar trabajadores inmigrantes y a ofrecer atención telefónica multiidioma. Y no es para menos porque, sirva como ejemplo, uno de cada 3 nuevos clientes en La Caixa es inmigrante o el 15% de las hipotecas de Caja Madrid corresponden a extranjeros residentes.
La Fundación de la Innovación Bankinter presentó el informe este pasado jueves en su sede del Paseo de la Castellana (edificio de Rafael Moneo, por cierto) con una conferencia de dos profesores cuyo curriculum no me atrevo a resumir, y de los que tan sólo comentaré el aspecto más folclórico: un centroeuropeo afincado en Canadá, Vaclav Smil, y un japonés, Nahiro Ogawa. Ambos con una capacidad de presentación estupenda y con unos mensajes bien articulados y de profundo contenido. A lo largo de los próximos meses estarán haciendo un ciclo de conferencias por varias ciudades de España.

Durante la conferencia se habló de la interrelación e inevitabilidad de los procesos de envejecimiento e inmigración. Los gráficos utilizados por Vaclav Smil fueron muy claros al respecto. La fertilidad en España ha tenido una caída abrupta entre 1980 y 1990 y se sitúa ahora cerca del 1, un «death level» compartido con países como Italia, Hungría o Rusia y que significa que la población «autóctona» está prácticamente en declive. Por otro lado los países que rodean la Unión Europea, tanto en el Magreb como el Africa Subsahariana, así como en Oriente Medio tienen índices de fertilidad alta. El trasvase es inevitable e imparable. Roterdam con cerca de un 50% de población musulmana es un ejemplo del tipo de cambios que podemos esperar en el futuro.
En cuanto a las bondades o maldades de la inmigración la tesis defendida fue que el fenómeno es complejo y las posturas maximalistas en uno u otro polo simplifican demasiado. No es una ecuación fácil de resolver porque presenta contradicciones. Como ejemplo se mencionó que la inmigración genera crecimiento económico al cubrir puestos de trabajo necesarios que es imposible cubrir con población local dado el declive demográfico. Pero también genera un deterioro de los salarios. O se mencionó también que aunque las estadísticas no muestren mayores tasas de criminalidad lo que sí muestran es un deterioro de la «percepción de seguridad». Además de estas contradicciones, el fenómeno migratorio se caracteriza por su dinamismo, algo que dificulta su medida. Una de las claves es, en cualquier caso, la masa crítica: el nivel a partir del cual los efectos negativos son más evidentes.
No hay forma de parar la demografía, así que ya podemos empezar a pensar con tiempo en este mundo nuevo…
mo de edades y se le presupone cierta mentalidad similar, ciertos valores y actitudes compartidos por el hecho de haber vivido acontecimientos sociales similares. A grandes rasgos tendríamos a los mayores de 60 años que pertenecerían a la Generación Tradicional (o Silent en USA), los Baby Boomers, entre 45 y 60; Los profesionales X, de 25 a 44, y la Generación Y compuesta por los menores de 25 años. El artículo «