Tribalismo y victimización

Algo se torció en la evolución de la diversidad y la inclusión en la última década. Lo que parecía un avance general para toda la sociedad: ofrecer oportunidades para todo el mundo, aprovechar todo el talento disponible, independientemente de su género, raza, edad u orientación sexual, acabó transformándose en una carrera absurda por victimizarse más que el de al lado.

Hablé sobre esta deriva negativa de las políticas de identidad en una intervención de octubre de 2024 organizada por Forética y reflejada en 3 ideas en 2024 sobre Diversidad, Equidad e Inclusión.

Estamos ante un fenómeno global que las fuerzas políticas populistas han sabido capitalizar para polarizar las sociedades. El Barómetro de Confianza que elabora desde hace 25 años la consultora Edelman, recoge en su edición de 2025 un auge preocupante del resentimiento y la desconfianza a nivel global. Dos tercios de las personas que responden a la encuesta tienen miedo de experimentar discriminación, prejuicio o racismo. En el último año, ese dato ha aumentado 10 puntos, afectando a todos los países, y también a la población blanca de Estados Unidos.

Así, hemos llegado a este momento actual doloroso en el que Trump representa la victimización de todo un país, Estados Unidos, al que, por lo visto, el resto del mundo saquea, y una población blanca que siente que las minorías le quitan lo que sólo puede ser suyo.

El filósofo Pascal Bruckner cuestiona la preferencia actual por regodearse y glorificar el sufrimiento, culpando a los demás por nuestras insatisfacciones. Por su parte, la también filósofa Susan Neiman denuncia el auge del tribalismo y el error de luchar por derechos desde el victimismo en lugar de desde el universalismo.

Precisamente, si algo se torció en las políticas de diversidad e inclusión, fue poner demasiado el acento en la «diversidad», en las diferencias, en las cajas, en las identidades vistas como excluyentes, en lugar de hacerlo en la «inclusion», en el proyecto común, al que todos sumamos desde nuestros talentos y experiencias únicas.

Elaborar Planes de Diversidad en Africa

La empresa en la que trabajo actualmente presenta algunos de los casos más extremos de diversidad cultural que se pueden encontrar en el mundo empresarial. Así, junto a sedes corporativas en grandes capitales como Londres, París, Montreal o Singapur, algunas de las operaciones se desarrollan en zonas rurales, a menudo remotas, de países como Mozambique, Mongolia, Peru o Indonesia. Incluso en países desarrollados como Canadá o Australia, las explotaciones mineras se encuentran a menudo en zonas de población indígena.   Creo que sólo el sector de Recursos Naturales (Petróleo y Minería) presenta este tipo de «encuentros en la tercera fase». Es sin duda el entorno de trabajo ideal para el master que estoy haciendo en Cross-Cultural Management.

Nuestra estrategia de diversidad actual pasa por la elaboración de planes de diversidad locales y eso significa desarrollar un acercamiento adecuado a países muy distantes económica y culturalmente. Pasé una buena parte del final del 2012 planificando y realizando un viaje a Namibia y Sudáfrica, en el que poder testar el planteamiento general y quiero compartir aquí las tres fases que considero fundamentales para que un plan de diversidad local no se convierta en un ejercicio de «paracaidismo de la central».

1/ Estructurar las conversaciones 

Gestionar la diversidad en una gran empresa supone diferenciar entre lo que deben ser prioridades globales comunes (por ejemplo, la «diversidad de género») y  planes de acción locales. Estos últimos, vinculados al negocio, permiten asegurar la implicación de los líderes sobre el terreno, ya que sin ellos no es posible crear una «cultura de inclusión» dónde se saque partido a las diferencias.

El plan de diversidad local se puede estructurar en dos componentes, Talento y Cultura, como muestra el esquema de abajo.  La idea es que las «cajas» sirvan para organizar temas de conversación y áreas a explorar. En rojo aparecen las áreas señaladas como «mínimos» por corresponder a prioridades globales que requieren algún tipo de traducción o ejecución al nivel local.

Talento y Cultura

En el componente de «Talento» la idea es identificar, en cada país o operación, que «colectivos» son los prioritarios y diseñar acciones en las áreas de selección, desarrollo y/o retención, según sea necesario en función de un análisis previo de la plantilla. Las  acciones para promover la diversidad de género (en rojo) y el desarrollo de talento local (es decir, reducir la necesidad de expatriados) pueden ser componentes comunes a todos los países.

En la sección de «Cultura» algunos de los temas a explorar son la existencia o no de programas de «acogida» (una herramienta básica para crear una cultura de inclusión desde la incorporación a la empresa) y opciones de «flexibilidad» (sin ella es difícil gestionar la diversidad). Dedicaré alguna entrada en el futuro a detallar los otros elementos: el apartado de «formación» que aparece en rojo y lo que llamamos «índice de inclusión», elaborado a partir de la encuesta interna de empleados.

2/ Conocer el contexto socio-político de la diversidad

A la hora de elaborar un plan de diversidad local es necesario conocer mínimamente el contexto socio-económico del país, y en particular las «líneas de fragmentación» ya sean raciales, religiosas, o de clase.

En el caso de Namibia y Sudáfrica, lo fundamental es entender que son dos países marcados por la experiencia de la segregación racial bajo el Apartheid. Todas las leyes de Sudáfrica eran de aplicación también en Namibia, ya que el país funcionó de facto como una provincia sudafricana hasta que consiguió finalmente la independencia en 1990, cuando ya el régimen nacional-racista se estaba desmoronando. En ese sentido, el Apartheid Museum de Johannesburgo debería ser de visita obligada para cualquiera que haga negocios en esos países.

El pasado reciente marca las legislaciones actuales de estos países sobre igualdad de oportunidades de grupos «previamente en desventaja», todo un eufemismo para referirse a la raza, el género y la discapacidad. Estas medidas legales explican también el sentimiento de «grupo en extinción» que tienen muchos hombres blancos, y que sin duda hay que tener también en cuenta en un plan de diversidad que «incluya» a toda la plantilla.

Es importante también documentarse un poco sobre la actualidad política y económica en el país. The Economist es una buena fuente de información porque sus análisis son de calidad y cubren todo el mundo. En este caso los artículos Happy but unequal Namibia y South Africa sliding downhill proporcionan buenas claves para entender el boom económico relativo de Namibia y la espiral descendente de Sudáfrica, empujada por la corrupción y el aumento de las desigualdades.

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3/ Explorar la cultura local 

El tercer elemento a tener en cuenta para elaborar un plan de diversidad en un país es el acercamiento directo a la cultura local. En mi caso participé en un tour cultural en uno de los «black-townships» de Namibia, uno de los guetos negros creados durante el apartheid. Durante 4 horas te explican en detalle la organización del barrio y como cada tribu tenía una zona asignada con un tipo de vivienda determinada. Así, un lado de la calle podía ser asignado a los  Nama, con  viviendas de una sola habitación y baño exterior, y la acera de enfrente a los Herero, cuyas casas disponían de dos habitaciones y baño interior. Un sistema de segregación pensado para contribuir a las diferencias tribales.

El recorrido incluye encuentros y conversaciones con familias de distintas tribus y también una mini-clase de clicks, esos chasquidos tan característicos de las lenguas khoisán, presentes en el sur del continente. Conocer los clicks permite pronunciar correctamente, o al menos intentarlo, el nombre de los interlocutores locales (incluyendo a los compañeros de empresa). En fin, todo muy recomendable, y un básico no sólo para los «expatriados» sino también para cualquier empleado como parte de ese «plan de acogida» que he mencionado antes.

Buscar formas de tener contacto con la comunidad local contribuye a ganar credibilidad. Al final, la «competencia intercultural» hay que construirla sobre la base de documentarse sobre el país y de tener experiencias directas, algo que una empresa como la mía, obsesionada con la seguridad,  tiende a ver como potencialmente peligroso.

Diversidad: viejos debates, nuevos indicadores

En el último par de meses he asistido a conferencias sobre la Gestión de la Diversidad celebradas en  distintos países. Tomadas en conjunto, sirven para mostrar una radiografía del «estado de la cuestión» a nivel internacional que reúne actuales temas de debate y proyectos en desarrollo. 

Desde Bruselas la Comisión Europea impulsa actualmente dos líneas de actuación en materia de diversidad en las empresas. La primera consiste en promover la creación de Charters de Diversidad en distintos países y el intercambio de experiencias entre ellos. El Chárter es una declaración de principios voluntaria que las empresas firmantes se comprometen a respetar. Actualmente existen en Francia, Alemania, Región de Bruselas, España (casi 400 empresas firmantes), Italia, Austria y Suecia. El Charte de la Diversité francés fue el pionero, creado en 2004,  y firmado ya por 3.000 empresas. Fruto de su madurez elaboran informes utilizando cuestionarios entre las empresas signatarias y facilitando la comparación de programas y resultados a través de una serie de gráficas.

La segunda línea de actuación promovida por la Comisión Europea es el desarrollo de una herramienta de benchmarking, un cuestionario que permita comparar qué hacen en materia de diversidad las empresas en Europa. La herramienta está todavía en desarrollo. Potencialmente es muy útil aunque su versión actual contiene demasiadas preguntas y resulta algo larga y engorrosa. La idea es utilizarla en un piloto con 30 empresas durante 2011.

Podéis encontrar más información sobre las líneas de trabajo de la Comisión Europea en Diversity and Business – Diversity Management que recoge las presentaciones de una reciente reunión en Bruselas.

Cambiando de ciudad y planteamiento, en París se celebró a principios de diciembre el Primer Forum Européen Diversité, dos días de reunión con sesiones plenarias y talleres paralelos. Gran despliegue de medios,  planteamiento pretendidamente internacional, traducción simultánea al inglés y finalmente …un foco demasiado francés. Eso significa que hay que pagar el peaje de las eternas discusiones sobre el «ideal republicano» de Igualdad pero aún así hay cosas de indudable interés sucediendo en el país (ver entrada La Gestión de la Diversidad en Francia). Una de las novedades es la propuesta de un Informe de Indicadores de Diversidad con carácter anual y obligatorio para las empresas. Su versión actual es de nuevo demasiado larga pero el planteamiento es reunir en un único documento público la cuantificación de los avances en materia de diversidad (en selección, promoción, desarrollo, igualdad salarial…) para distintos colectivos (género, discapacidad, trabajadores senior…).  La diversidad «multicultural» se mediría a través del país de origen, no de la persona sino de sus abuelos (acabaremos rastreando en el árbol genealógico para evitar nuestra incomodidad antes las razas, etnias y colores). 

Finalmente, en Washington DC se celebró a principios de Noviembre un evento organizado por DiversityInc. Sin duda, quien busque hacer negocios en el área de Diversidad debería fijarse en esta compañía editorial, en transformación hacia consultora, que ha logrado un gran éxito a partir de la elaboración de las listas Top 50 Companies for Diversity. Organizan eventos por todo lo alto con los máximos responsables de Diversidad de grandes empresas americanas. Las agendas son un prodigio de equilibrio en los speakers: negr@s, latin@s, gays y lesbianas y personas con discapacidad. Algunos de ellos ciertamente brillantes aunque los contenidos suenan demasiado básicos y poco novedosos. Sospecho que se habla de lo mismo desde hace años. Sí es reciente su gran interés por los temas de diversidad global: entender cómo se gestiona la diversidad en otras partes del mundo y cómo las compañías pueden desarrollar estrategias de diversidad globales. En ese sentido DiversityInc se ha embarcado en una investigación en 17 países contando con varias compañías como sponsors. De nuevo la propuesta consiste en… un largo cuestionario para recoger sobre todo las experiencias cualitativas de lo que está ocurriendo en el mundo en gestión de la diversidad.

Como se puede observar, hay una auténtica ola de indicadores de la diversidad en desarrollo. La idea es buena en todos los casos pero sorprende lo complicadas y largas que hacemos las cosas para un nivel de desarrollo de la diversidad todavía tan incipiente en la mayor parte del mundo.  En cualquier caso, atentos a los resultados de tanta medida de la Diversidad en 2011…

La Gestión de la Diversidad en Francia

Estoy de vuelta en París tras pasar las vacaciones en España. Por primera vez me he tomado también unas largas vacaciones blogueras porque realmente necesitaba esa desconexión. Acabé el anterior curso escolar realmente exhausto, entre mi trabajo habitual, incluyendo viajes varios, las clases intensivas de francés y también las visitas de familiares y amigos en casa.

Quiero arrancar la nueva temporada compartiendo mis aprendizajes hasta ahora sobre la Diversidad en Francia. Sólo llevo 6 meses aquí, así que no me considero en condiciones de sentar cátedra (tampoco lo haría aunque llevara 6 años) pero sí al menos proporcionar algunas claves que a mi me han ayudado a entender este entorno y también dar a conocer algunas buenas prácticas.

Francia genera con frecuencia noticias de primera plana respecto a la diversidad, que suelen ir acompañadas de bastante drama: hace unos meses, gran polémica por la poligamia de un señor; en julio, super debate por la prohibición del velo integral (se estima que lo llevan unas 2.000 mujeres en Francia sobre un total de 5 millones de musulmanes en el país); y recientemente, claro, las expulsiones de unos 1.000 ciudadanos europeos de etnia gitana.

La diversidad está presente constantemente en los medios de comunicación, pero frecuentemente desde una perspectiva  negativa. Esto tiene su reflejo también en los porcentajes de ciudadanos que opinan que existe discriminación en el país. Francia encabeza las clasificaciones de la Unión Europea sobre percepción de discriminación entre sus ciudadanos (ver Eurobarómetro de 2009 sobre Discriminación).

Esta situación general sorprende porque Francia presume de ser un país construido sobre los ideales de Igualdad y Fraternidad de la Revolución Francesa, pero es importante destacar que la Revolución significó también el inicio de una concepción unitaria de la ciudadanía francesa. Bajo una política de «asimilación» de las diferencias, todos los ciudadanos pasaron a ser iguales y se eliminaron las numerosass tensiones territoriales y linguísticas que existían hasta el momento. A partir de ese momento, ya sólo se podía ser «francés». Este modelo de identidad ciudadana única explica no sólo el grado de centralización de Francia, inusual en Europa, sino también el origen del actual entramado legal que prohibe realizar estadísticas basadas en raza, etnia, religión u orientación sexual. Se es francés y punto. Este tipo de claves históricas y culturales son esenciales para entender la Francia actual. El libro Sixty Million Frenchmen can’t be wrong es una excelente guía en ese sentido. Sus autores, Nadeu & Barlow, explican qué en general nos gusta Francia y no los franceses porque no disponemos del contexto apropiado sobre el país.

La política de asimilación lleva décadas dificultando la comprensión de la nueva realidad social del país.  No tener estadísticas favorece que no se etiquete a las personas como pertenecientes a una minoría pero no impide su experiencia personal de discriminación y desigualdad de oportunidades. En Francia no se habla por tanto nunca de relaciones o tensiones raciales, pero se habla en cambio de … problemas de inseguridad.

La inseguridad es un problema diario en los suburbios, o banlieue, esos barrios con grandes bloques de apartamentos creados para acoger a población inmigrante en los 60, y que se han degradado social y económicamente. En la actualidad acogen  mayoritariamente ciudadanos franceses de origen negro o magrebí.  La ausencia de estadísticas  impide conocer sus auténticas dificultades de acceso a la educación o al trabajo, y en un ejercicio de eufemismo, el gobierno habla de ZUS: Zones Urbaines Sensibles. Es ahí dónde surgió la oleada de violencia del año 2005 que asombró al mundo: miles de coches quemados y semanas de serios disturbios.

Los disturbios de 2005 (y muchos otros que ocurren frecuentemente) han generado cierta conciencia de que es necesario gestionar la diversidad social y la falta de oportunidades de algunos grupos de ciudadanos. Es a partir de entonces que la gestión de la diversidad despega también en las empresas. 

En Francia existe, como en España, un Charte de la Diversité, que ya ha sido firmado por casi 3.000 empresas. Adicionalmente hay un sello Label Egalité que supone una certificación en temas de igualdad de género, y un sello Label Diversité que certifica la igualdad de oportunidades y la promoción de la diversidad. Se ha creado también una Cátedra de Diversidad en la Universidad Dauphine, apoyada por varias empresas, para potenciar la investigación sobre la diversidad y su aplicación en el mundo empresarial (con curso de postgrado incluido). Hay también organizaciones sectoriales trabajando por la diversidad en las empresas en distintos frentes: el Observatoire de la Parentalité en Enterprise, enfocado en temas de conciliación,  Le CRAN que trabaja con el colectivo negro (la propia palabra es casi tabú), l’Autre Cercle enfocada a la dimensión LGBT,  o la Fondation FACE que trabaja por la integración laboral de jóvenes de las Zonas Urbanas Sensibles. De toda esta variedad organizativa, quiero destacar tres planteamientos que me han parecido muy interesantes:

– La existencia de una Association Française de Managers de la Diversité (AFMD), que agrupa a los profesionales del área. Tiene grupos de trabajo interno y organiza también eventos públicos.

– Un programa de tutorización de jovenes pertenecientes a minorías: Nos quartiers ont des talents. Es básicamente un sistema de mentoring por el que profesionales en ejercicio tutorizan a jóvenes en su proceso de inserción laboral. Es un planteamiento que encaja bien con la Responsabilidad Social y con los Programas de Voluntariado en las empresas.

– Por último, una organización centrada en los procesos de selección,  A compétence égale formada por más de 800 consultores de una cincuentena de compañías de búsqueda y selección. Organizan talleres y también guías gratuitas para garantizar la igualdad de oportunidades de distintos colectivos (senior, discapacidad, LGBT…). Es una iniciativa magnífica porque parte de los propios profesionales de selección que sitúan la igualdad de oportunidades como una de sus competencia básicas.

Todo este panorama empresarial dibuja un sector bastante maduro en el área de Diversidad, con una perspectiva bastante más amplia que la existente en España, dónde apenas se despega del género y la conciliación. En Francia se dan la mano lo peor y lo mejor de la Gestión de la Diversidad. Hay vida más allá de las expulsiones.

Diversidad a varias velocidades: el dinamismo LGBT

En una reciente conferencia celebrada en Varsovia, en el contexto del Europride, he mantenido que yo no recomendaría arrancar una estrategia de diversidad en una empresa por programas dirigidos al segmento LGBT (lesbianas, gays, bixesuales y transexuales). Considero que crear un entorno de trabajo inclusivo en las empresas es un recorrido a medio-largo plazo y que comenzarlo por este colectivo es más díficil de justificar y tiene menores posibilidades de éxito.  

Mi afirmación generó alguna controversia en un foro con presencia predominante de activistas y emprendedores que buscan hacer negocio con las empresas a través de productos y servicios dirigidos al colectivo LGBT. Mi tesis no parte de que unos grupos sociales tengan más importancia o valor que otros, sino del reconocimiento de que las estrategias empresariales conllevan un ejercicio de priorización, por el que se asignan recursos a unas iniciativas en detrimento de otras. 

Una forma de priorizar las distintas dimensiones de la diversidad es partir de las 6 dimensiones protegidas por las directivas de no-discriminación de la Unión Europea: género, discapacidad, edad, raza-multiculturalidad, creencias-religión y orientación sexual. Estas 6 dimensiones podrían ser representadas en una matriz 2×2 en función de su impacto en el negocio, y de la presión legal y social vinculada a ese colectivo, como se muestra en el diagrama adjunto:  

La posición relativa de las 6 dimensiones de la diversidad en esta matriz no parte de un ejercicio matemático sino de una aproximación comparada, y es además una situación profundamente dinámica. 

Si tomamos como ejemplo la dimensión LGBT, su posición en el gráfico se está moviendo con rapidez en los últimos años.  Por un lado, porque el fenómeno del matrimonio entre personas del mismo sexo no para de crecer. Son ya 10 los países en los que las parejas de gays y lesbianas pueden contraer matrimonio (Argentina ha sido el último país en sumarse a la lista). Son países muy dispares geográfica y culturalmente como cualquiera puede comprobar en la ilustración adjunta, situándose tanto en el hemisferio norte como el sur, y con tradiciones religiosas y composiciones sociales muy diferentes.

La extensión global de los matrimonios gays, no es más que la punta del iceberg de un fenómeno más profundo de cambio de actitudes hacia la homosexualidad en la mayor parte del mundo. El caso de Estados Unidos ilustra con datos el fenómeno: por primera vez, la aceptación de la homosexualidad es mayoritaria en la población y este cambio histórico es resultado del cambio de las actitudes de los hombres. Hay varias hipótesis que explican el cambio de actitudes masculinas: el efecto de la mayor visibilidad social de gays y lesbianas, el crecimiento de la actitud igualitaria en general entre los hombres, o la creciente evidencia que apunta a que las profundas actitudes homófobas esconden en realidad homosexualidad latente (es decir, ser muy homófobo empieza a ser percibido como sospecha de ser en realidad un gay armarizado y profundamente atormentado).

La dimensión de diversidad LGBT no sólo se mueve en el eje social/legal, sino también en el de valor para el negocio. La presencia de publicidad y marketing dirigido al segmento LGBT no para de crecer. Hay ejemplos recientes en numerosos países: el site de Delta en su web dirigido a gays y lesbianas,  el anuncio de McDonalds en Francia, los coches de Fiat en el Orgullo de Madrid… Con carácter más general, proliferan las conferencias de Marketing Gay, como la Gay Business Conference de Londres , o la cita anual con el Marketing Gay de Buenos Aires.

Los avances sociales y el desarrollo del marketing gay, van parejos a la evolución positiva de la diversidad LGBT dentro de las empresas. Buen termómetro de ello es el International Business Equality Business y su sello de corporaciones más «gay-friendly», o la lista americana de  Top 10 companies for LGBT employees.  En paralelo a estas listas positivas, se generan también listas negativas, como la de Worst companies for LGBT workers, en un intento de influir en los consumidores gays y lesbianas.

Pese al evidente dinamismo de la diversidad LGBT en el mundo empresarial, considero que si una empresa no tiene una estrategia de diversidad, algo aún bastante frecuente, lo más sensato es que empiece por las políticas de género, porque su impacto en el negocio es más fácil de justificar, y porque existe una mayor presión legislativa y social.  Ese programa debería ir acompañado de un plan inicial de comunicación que explique la voluntad inclusiva general de la empresa y que el arranque con las políticas de género no descarta otras actuaciones posteriores. De esta forma, el programa podrá ir creciendo de forma organizada con el tiempo, e ir incorporando distintos colectivos, entre los que más tarde o temprano, se acabará encontrando también el colectivo LGBT, porque hacia ahí va también la evolución social y de negocio.