Un futuro de mayor colaboración empresarial

Hay un desajuste creciente  entre las tendencias sociales y tecnológicas y la realidad de las grandes empresas. Uno de los ejemplos más claros es la mayor colaboración que se produce ahora a nivel social y el poco reflejo que tiene todavía en las empresas. Las personas están cada vez más interconectadas y comparten desde aspectos personales (fotos, vídeos, red de amigos…) hasta aspectos profesionales (artículos, ideas y conocimiento en general). En cambio las empresas, las grandes, siguen siendo espacios poco colaborativos. Se experimenta con crear blogs y wikis internos pero los pasos son muy tímidos y la apertura hacia el exterior todavía da más miedo, así que nada de compartir manuales, procesos o cualquier otro conocimiento.

Sin embargo, parece claro que en el futuro sólo las empresas conectadas en redes de colaboración con personas y organizaciones externas serán capaces de crear valor y sobrevivir. El libro Wikinomics está lleno de ejemplos del mundo económico que viene, abierto, horizontal y compartido. La pregunta, una vez más, es qué hacen los directivos, dónde está su papel estratégico y cómo pueden seguir manteniendo sus empresas cerradas a cal y canto.

El sector farmacéutico es un buen ejemplo de un mundo cerrado.  Cada empresa es celosa de su investigación pero también de su aproximación comercial y científica a los médicos. Hay excepciones, claro. Por ejemplo:

Año 2001, Lilly apoya el lanzamiento de una iniciativa en la red llamada Innocentive, con el planteamiento, muy de sentido común, de que los mejores talentos científicos están fuera de la compañía. En esa web cualquier empresa puede publicar sus retos científicos y son cerebros de todo el mundo los que ayudarán a su resolución, con el incentivo de que las mejores propuestas serán recompensadas económicamente. Así, en lugar de depender sólo de la innovación interna, se busca la innovación de colaboradores externos.

Aún más atrás, en el año 1995, Merck publicó una enorme base de datos con unas 15 mil secuencias genéticas, el llamado Merck Gene Index, que supuso un giro radical a la tendencia dominante hasta ese momento de privatizar las secuencias del genoma humano. La decisión supuso ampliar las posibilidades de descubrimientos científicos a partir de esa información.

Pero más allá de estos ejemplos de colaboración de gran calado, la cultura empresarial sigue siendo muy «individualista», como sus dirigentes. Hace falta un nuevo liderazgo empresarial y no podemos esperar por los supuestos cambios que traiga la Generación Y con sus habilidades de colaboración en red incorporadas de serie.

Hay una evolución, cada vez más visible, por la que todos tendemos a identificarnos laboralmente con lo que hacemos y no con la empresa en la que puntualmente prestamos nuestros servicios. Un buen ejemplo es la iniciativa de la BloGuía de empleo en la que están volcados Senior Manager y Yoriento. Muchas personas, profesionales de recursos humanos y consultores, se han unido para crear una guía para ayudar en la búsqueda de empleo. La iniciativa no puede ser más oportuna, dado el contexto económico actual, y su enfoque colaborativo asegura que al final se tratará de una obra muy completa y de alta calidad.

Esperemos ver algún día que también las compañías, y no sólo las personas, abren sus contenidos a los demás, y romper el maleficio por el que las empresas y perros no bailan tangos. Recursos Humanos podía ser el área perfecta para empezar a generar innovación en este sentido. ¿Por qué no poner en abierto las descripciones de puestos, los sistemas de evaluación del desempeño, los sistemas de gestión del talento?

Estudio sobre la Diversidad en la empresa española

Esta semana se presentó en Madrid un estudio de la consultora Norman Broadbent sobre Diversidad en la Empresa Española. El evento estaba organizado por APD en forma de desayuno-coloquio, una fórmula que a mi me gusta mucho porque elimina las prisas de desayunar en casa.

En el estudio han participado 238 empresas de distintos tamaños, de 50 trabajadores a más de 8000 y de todos los sectores. Se ha elaborado en base a las respuestas de directores de Recursos Humanos a un breve cuestionario on-line. Resultados que me han llamado la atención:

– Un 42% considera la Diversidad una ventaja, aunque sólo un 28% cuenta con datos específicos que midan la diversidad de su plantilla.

– Los factores de diversidad más nombrados han sido Estudios, Edad, Idioma y Género.

– Los motivos para gestionar la diversidad son mayoritariamente de valores y cultura de compañía, ética o compromiso con la sociedad. Tan sólo un 13% cita el interés para el negocio como motivo principal.

– Las acciones específicas implantadas son mayoritariamente del área de Reclutamiento y Selección (26%) y Formación/Desarrollo (22%).

En el Programa del Desayuno – Coloquio estuvo incluida también una presentación sobre las medidas de flexibilidad/conciliación de Indra.

No quiero caer en un «criticar por criticar» porque celebro cualquier avance en este campo incipiente de la Diversidad y este estudio sirve para ilustrar el estado actual de cosas. Pero hay un aspecto que genera mucha confusión: este continuo considerar «todos somos diversos» y «todo es diversidad», incluidos los estudios o los idiomas. Al menos no se menciona todavía el Horóscopo o el equipo de fútbol favorito (esto último lo hacía un banco turco en el que yo trabajé como consultor).

Es importante considerar que no todas las diferencias son igual de relevantes. Todas son valiosas pero desde un punto de vista de gestión empresarial y de perspectiva de negocio tiene sentido poner el esfuerzo en aquellas dimensiones más nucleares y que llevan asociadas una «identidad» común con un grupo de referencia, porque ese grupo social tiene también relevancia como clientes reales o potenciales de la compañía.

Hay muchos esquemas de dimensiones de diversidad, todos bastante similares, que agrupan las diferencias en círculos concéntricos, desde lo más innato a lo más adquirido a través de la educación y la experiencia. Adjunto el modelo que hemos utilizado en Merck durante mucho tiempo. Claro que todos somos diversos, únicos y valiosos pero es necesario operativizar cuales son las dimensiones relevantes para el negocio, porque sólo así saldremos de los discursos de «buen rollismo» con poca traducción práctica.

 

 

El valor de las listas

Se ha publicado hace unos días la lista de las 2008 Top 50 Companies for Diversity, el ranking de mayor relevancia en el mundillo de la Diversidad. La lista se confecciona siguiendo un método que evalúa, mediante una encuesta de 200 preguntas,  cuatro dimensiones: Compromiso del presidente de la compañía, Capital Humano (indicadores de Recursos Humanos de selección y promoción), Comunicaciones Corporativas y Organizativas y, finalmente, Diversidad de Proveedores. La publicación detalla además un perfil de cada una de las compañías, mencionando sus puntos fuertes para aparecer en la lista. Este año Merck aparece en el puesto 21 y estoy convencido de que subirá aún más arriba en los próximos años.

En meses posteriores la publicación va anunciando listas específicas de Top 10 para determinadas dimensiones: mujeres ejecutivas, latinos, LGBT (por cierto, todas aquellas compañías que no ofrecen beneficios de salud a las parejas de sus empleados, con independencia de la orientación sexual, son automáticamente excluidas del Top 50), asiáticos, afro-americanos, personas con diversidad funcional… Este año, por primera vez , también tendrán una lista de «Diversidad Global» que supongo se refiere a actuaciones fuera de Estados Unidos, lo que confirmaría mi percepción del interés creciente de las compañías por globalizar sus prácticas de diversidad en todo el mundo.

El fenómeno de las listas de «mejores empresas» va en aumento. Son por un lado un escaparate, una forma de mostrarse ante potenciales empleados y clientes como empresas de referencia en cuanto a su entorno de trabajo. Pero también son una herramienta poderosa de cambio organizativo; una forma de compararse con los demás que genera interés por no quedarse atrás e impulsa la implantación de nuevas políticas y prácticas.

A menudo se oyen voces críticas sobre el valor de estas iniciativas, como la lista Best Place to Work, o los Premios Empresa y Sociedad 2008 que acaban de ser anunciados. No es infrecuentre encontrar empleados en empresas galardonadas y bien situadas en los rankings, que narran realidades alejadas del discurso corporativo y vidas casi casi miserables. Y aún así el valor de las listas es incuestionable porque tarde o temprano la empresa tiene que alinear lo que muestra hacia afuera con su realidad interna o pondrá en riesgo su reputación corporativa. Además es frecuente que la metodología de estas listas incorpore una encuesta directa a una muestra de empleados así que si su percepción general no es positiva la empresa tendrá imposible hacerse un hueco entre las mejores.

Grupos de Diversidad Globales

BadlandsLlevo toda la semana en New Jersey, dónde se encuentra la central de Merck, para participar en el lanzamiento de los Grupos de Diversidad Globales, una nueva estrategia de Diversidad que se lleva gestando en los dos últimos años. En 2007 lanzamos el Grupo Global de Mujeres, formado por 20 directivas de todo el mundo, que han elaborado recomendaciones para la Dirección, tanto dirigidas a nivel interno (mejorar la inclusión y desarrollo de las mujeres en Merck), como a nivel externo (establecer alianzas con organizaciones de mujeres que sean de relevancia para nuestro negocio). Esta semana hemos lanzado otros 9 Grupos Globales, en un amplio abanico que va desde el de Personas con Discapacidad al de Latinos, pasando por el Generacional, el LGBT, o el Interreligioso.

La reunión de lanzamiento ha reunido a casi 300 directivos y gerentes senior de todo el mundo. Ha contado con un nivel de apoyo de la Alta Dirección muy significativo (casi la totalidad del Comité de Dirección Mundial asistió) y con la participación de expertos externos en los distintos campos. En sesión plenaria contamos con la presencia de una «gurú» experta en tendencias globales: Mary O’Hara-Devereaux. Prefiero llamarla gurú porque tanto futuróloga como futurista quedan francamente mal y no sé como mejor describir el término en inglés «futurist». El caso es que Mary O’Hara, y su Consultora Global Foresight, se dedica a analizar los cambios en el entorno socio-económico y a intentar darles sentido en un marco global que ayude a «navegar» por los difíciles territorios de la incertidumbre y los cambios a gran escala. En su conferencia, nos hizo un repaso a conceptos que desarrolla en su último libro, Navigating the Badlands, y comentó varias ideas ciertamente interesantes.

Es más fácil cambiar los negocios que los sistemas sociales, pero son éstos los que en los momentos de transformación fuerte como los actuales realmente fallan. El futuro ya está entre nosotros pero no se distribuye a partes iguales. El futuro tiene 3 leys fundamentales: la primera es que si algo es insostenible, a largo plazo terminará; la segunda, que si algo gordo va a suceder en el futuro tiene que comenzar en algún momento y la tercera, que las personas tendemos a sobrestimar los motores de cambio a corto plazo y en cambio infraestimarlo a largo plazo (un ejemplo muy clarito de esto último: internet que es una tecnología muy disruptiva no sólo para los negocios sino a nivel social).

En momentos de incertidumbre la gente vuelve a sus identidades básicas y se refugia en su cultura, su religión y su familia. Frente a las jerarquías, que son una reliquia del pasado, se potencian al máximo las redes sociales. Es por ello que trabajar la diversidad en grupos cobra todo el sentido pues permite dar un anclaje a los empleados en momentos de cambio y, además, explorar el potencial innovador de facilitarles un entorno de trabajo en el que pueden ser ellos mismos, sin dejarse nada en casa.

Badlands