Diversidad cultural y austeridad mental

Vuelven con fuerza los estereotipos nacionales: los españoles y demás sureños son unos vagos, los alemanes, super trabajadores y también un poco nazis, los argentinos unos ladrones y los griegos son directamente lo peor. Con la ayuda de políticos, periodistas y tertulianos varios, atribuimos a cada país una identidad cultural muy definida, y negativa, a pesar de que los datos desmientan esas simplezas. Son tiempos de  austeridad neuronal en los que triunfan los topicazos.

Encerrar a las personas en sus identidades nacionales es un peligro que la gestión de la diversidad cultural en las empresas debe evitar, particularmente en Europa, dónde se huye de las categorías raciales y étnicas del modelo anglosajón, y en su lugar se recurre a la gestión del origen nacional, como comenté en la entrada Diversidad Racial y Cultural.

La cultura como suma de dimensiones

El modelo  dominante sobre diferencias culturales en la empresa es el de Geert Hofstede, al que he aludido en varias ocasiones. Este sociólogo holandés analizó distintas filiales de IBM en todo el mundo a finales de los 70 y cuantificó las diferencias culturales entre países alrededor de 5 escalas (individualismo-colectivismo, distancia jerárquica y otras). Su investigación fue pionera y sirvió para hacer medibles las diferencias culturales, y de esa forma cuestionar la pretendida universalidad de los modelos de gestión basados en «best practices» iguales en todo el mundo.

La concepción de la cultura nacional como algo cuantificable e inmutable es el preferido por los consultores en gestión intercultural, aunque el número de dimensiones y su descripción puede variar. Así Fons Trompenaars, otro conocido consultor intercultural, habla de 7 escalas de resolución de «dilemas culturales». En todo caso, los modelos cuantitativos parten de la base de la cultura como algo estable en un país-territorio y causal, que determina como se comportan sus habitantes. Las puntuaciones en las distintas dimensiones sirven para describir esa foto fija y determinista.

La cultura como universo de significados

Hay otra forma de ver las culturas: concebirlas ante todo como un universo de significado compartido, un marco de referencia para interpretar las situaciones y determinar cuales son las formas legítimas de ejercer el poder, y por tanto, lo que se considera digno o inaceptable en una relación laboral. Esta corriente está liderada por Philippe d’Iribarne y su grupo de investigación en Francia.

Desde este planteamiento más cualitativo, se explica que la cultura americana, y desde ahí el modelo de gestión empresarial dominante,  se basa en una lógica contractual. Todo se puede reducir a relaciones cliente-proveedor, con una clara definición de derechos y obligaciones. Sin embargo la cultura francesa, y en gran medida las culturas mediterráneas, está basada en una lógica del honor, en la que cada persona ocupa un rango definido y cualquier relación de subordinación, real o percibida, es juzgada como indigna y por tanto combatida.  Así, desde una mentalidad francesa siempre será más digno oponer resistencia que asumir los dictados de otro… aunque sea un cliente.

Entender una cultura no es, por tanto, conocer su «perfil tipo» sino entender cual es el marco de interpretación de la realidad, para desde ahí hacer los ajustes pertinentes que garanticen la efectividad del modelo de gestión empresarial.

La gestión de la diversidad cultural, entre el estereotipo y la inacción

Las empresas  hacen frente a la complejidad de la diversidad cultural  moviéndose entre dos extremos. Por un lado, no hacer nada, y confiar en la capacidad de adaptación de empleados y directivos en función de su perfil personal más o menos flexible. Por otro lado, contratar alguna herramienta online como el Country Navigator de TMA World que sigue un enfoque cuantitativo de las culturas y permite “hacer click” y extraer el perfil tipo de cada país y compararlo con el propio perfil personal. El riesgo de este tipo de descripciones cuantitativas de las culturas es que las puntuaciones medias de un país no dicen nada sobre los individuos concretos y en ocasiones acaba simplemente reforzando los estereotipos nacionales.

La complejidad para cualquiera que trabaja en un entorno intercultural es comprender y respetar la norma cultural grupal pero relacionarse con individuos concretos y complejos que pueden estar bastante lejos de la misma. Cada empleado es el resultado de su pertenencia a múltiples grupos sociales (país, región, organización, profesión…) y de su propio recorrido vital y personalidad.

En las empresas no gestionamos culturas, gestionamos personas. Por tanto, la gestión de la diversidad cultural tiene que servir para abrir los estilos de gestión y desarrollar la llamada Cultural Intelligence, una competencia personal que permita adoptar un estilo de interacción con los demás más flexible. La clave es dotarse de marcos de referencia más amplios para abordar la realidad laboral y evitar encasillar a las personas en unas supuestas identidades nacionales estrechas.

4 años de Diversidad Corporativa

El cuarto aniversario de este blog coincide con un momento de transición profesional, a caballo entre Londres, dónde esta mi nuevo trabajo, y París, dónde sigo un máster en Intercultural Management, con clases viernes y sábados cada 2 semanas. Es probable que estos dos cambios se reflejen en los contenidos del blog a futuro, con un incremento de contenidos interculturales y un menor foco en género. No celebraba el cumple-blog desde su primer año, cuando conté las aventuras de sus inicios, pero creo que este es un buen momento para hacer balance de los 4 años transcurridos y ofrecer un resumen de algunas entradas «básicas» para entender esto de la diversidad.

Entradas más leídas

Tener muchas visitas no es garantía per se de que el contenido sea bueno sino principalmente de un buen posicionamiento en el buscador de Google. En cualquier caso, para los curiosos, estas son las 3 primeras de Diversidad Corporativa:

 – Gestión empresarial centrada en las relaciones. Explica el modelo desarrollado por Chip Conley en su cadena hotelera, inspirado en la pirámide de Maslow, que plantea cómo  cubrir los diferentes niveles de necesidades de empleados, clientes y accionistas en cualquier empresa.

Códigos Culturales. Introduce el planteamiento, con toques psicoanalíticos, alrededor de los significados emocionales que  las diferentes culturas otorgan a algunos conceptos: por ejemplo la «comida» como combustible para los americanos y como «refinamiento» para los franceses.

Outliers, talento excepcional. Revisa el libro de Malcolm Gladwell sobre el talento verdaderamente atípico, que es básicamente producto del contexto en el que se ha desarrollado y mucha práctica, en torno a 10 mil horas.

Diversidad de género

El género es el punto de partida de las estrategias de diversidad en la empresa, básicamente por la claridad de su «business case» y su relevancia global. He escrito mucho sobre este tema en estos 4 años, pero estas son las entradas que considero más relevantes:

A vueltas con el liderazgo femenino. Resumen de las principales investigaciones que correlacionan presencia de mujeres en la dirección con resultados financieros de las empresas, y aquellas que muestran por qué a pesar de ello las mujeres siguen teniendo complicado acceder a los puestos de mayor responsabilidad.

3 mentalidades masculinas que mantienen el techo de cristal. El título lo dice todo: caracterización a partir de una investigación en Alemania de las actitudes conservadoras, liberales o individualistas que mantienen los hombres respecto al género.

Ellas compran y ellos venden, alrededor del marketing para mujeres.

Cosas de mujeres, que explora las ventajas y limitaciones de los programas de diversidad dirigidos sólo a mujeres (conferencias, formación, mentoring…).

Otros dimensiones de la diversidad

A lo largo de estos años he tocado, con mayor o menor frecuencia, diferentes dimensiones de la diversidad para plantear cuales son los debates actuales y las líneas de avance:

Diversidad racial y cultural, sobre la contraposición entre el modelo americano centrado en las diferencias raciales y el europeo en torno a las culturas nacionales.

Empleados después de los 50 y la decadencia de la diversidad generacional, en torno al proceso global de envejecimiento y sus importantes implicaciones para las empresas, aunque no sea tan «cool» como hablar de la Generación Y.

Avances en Diversidad LGBTDinamismo LGBT, dos entradas que recogen lo que está ocurriendo en torno a la diversidad por orientación sexual en las empresas, una evolución tranquila pero sin pausa, que refleja a nivel corporativo la mayor apertura social hacia este colectivo en muchos países.

En cuanto a la discapacidad tengo una asignatura pendiente. He escrito mucho menos sobre este tema porque es el área que menos he trabajado en estos años.

Flexibilidad y conciliación

La gestión de la diversidad y la flexibilidad en el trabajo están claramente conectadas, son parte del mismo proceso de transformación cultural en las empresas. Es imposible aumentar la diversidad de perfiles en la plantilla y los sentimientos de inclusión en el entorno laboral sin mejorar el acceso a opciones de flexibilidad en horarios, lugares y tipo de jornada, sin entender que cada empleado es único y tiene necesidades particulares de conciliación. Rescato aquí las entradas principales sobre este tema: Tendencias en conciliación, dilemas de la flexibilidad y razones y emociones en las políticas de flexibilidad.

HR: amores y sinsabores

Machacar a HR es uno de los deportes favoritos de la blogosfera. Mi relación es ambivalente. Llevo trabajando en el área de Recursos Humanos unos cuantos años, con acceso a líderes muy senior de la función.  Me siento parte y quiero contribuir al debate sobre la evolución de Recursos Humanos desde dentro, entendiendo por dónde van los tiros y  cuales son las oportunidades y peligros. Eso implica entender la evolución de la arquitectura general de la función,  la dirección que lleva a futuro y el papel dominante de las estrategias de diferenciación. Desde ahí, entendiendo el modelo dominante, se pueden «deconstruir» los mitos y ritos de Recursos Humanos y encajar el valor de las estrategias de diversidad e inclusión.

De la felicidad a la reforma del capitalismo

Durante estos 4 años he escrito sobre muchos otros temas, como diferencias salariales, microdiscriminaciones, o felicidad en el trabajo, pero creo sinceramente que el gran hilo conductor es entender que estamos ante la necesidad de una transformación profunda de la forma de operar de las empresas para que todo este tinglado económico tenga sentido y no nos lleve al abismo social y/o ambiental. En ese sentido, me siento parte de una amplia comunidad, online y offline, que atraviesa sectores de actividad y países, comprometida con unas nuevas SuperEmpresas y un nuevo capitalismo, que genere grandes resultados empresariales pero no a costa del empleado. Me temo que eso nos llevará a tod@s algún tiempo, algo más que estos cuatro años de vida del blog, que representan apenas unas lágrimas en la lluvia.

¿Éxodo laboral? Movilidad e interculturalidad en Europa

Llevamos varias semanas de goteo incesante de datos sobre la salida de profesionales españoles hacia otros países. Cada nuevo artículo parece añadir más dramatismo que el anterior: Emigrantes otra vez, titula El País un reportaje en el que habla de «nuevos exiliados». Por su parte, El Mundo escoge 445 mil extranjeros y 63 mil españoles «huyeron» de España durante 2011 para ilustrar un supuesto «éxodo masivo por la crisis».

Los datos del éxodo laboral

Tras los titulares, la realidad de las cifras muestra un panorama bastante menos tremendista.  Las 63 mil personas que «huyeron» en 2011 apenas suponen algo más del 1% de la cifra de parados, y eso asumiendo que todos los que se han ido lo han hecho por razones económicas, que ya es mucho asumir. Conviene señalar que en el mismo año llegaron 42 mil españoles de vuelta, y no creo que buscar un trabajo haya sido su principal motivo.

Los medios parecen empeñados en anunciar el fin del mundo en 2012 por  despoblamiento masivo. Por ejemplo, «crece en un 50% el número de españoles en Alemania» o «el número de españoles que emigran a Alemania se dispara por la crisis«, titulares para anunciar que 2.400 personas se han trasladado a ese país en el primer semestre de 2011, de nuevo apenas un 0,05% del número de parados en España. O los españoles miran hacia el Oeste para descubrir que apenas son unos 8.000 los que se trasladaron a EEUU tras la crisis, es decir, en un periodo de 3 años, lo que arroja un saldo anual similar al mencionado para Alemania.

No pretendo con esto minimizar el fenómeno, pero sí ponerlo en perspectiva. Que las salidas van en aumento es un hecho, pero creo que la auténtica noticia alarmante sería que nadie se moviera. El titular tendría que ser entonces «pese a la crisis, a los españoles no hay quien los saque de su casa».

Nuevas realidades laborales y vitales

Importantes cambios demográficos y sociales están ocurriendo en Europa. La movilidad de trabajadores va en aumento, y se acelerará en el futuro. La crisis económica puede acelerar el proceso pero no es el único factor. Por un lado, hay una voluntad política de favorecer el proceso: «la UE ultima la nueva regulación de profesiones para facilitar la movilidad«, mejorando, por ejemplo, el reconocimiento de estudios entre países. Pero por otro lado, y más importante, hay cambios generacionales y familiares en marcha que apuntan a una Europa mucho más mezclada, con fronteras entre países más diluidas desde el punto de vista vital de muchos de sus ciudadanos.

El último informe demográfico de la UE, de 2010, dibuja con claridad el tipo de tendencias demográficas generales que están configurando el futuro:

– Baja fertilidad: 1,6, por debajo de la fecundidad de reemplazo, estimada en 2,1 (número de hijos por cada mujer en edad fértil para mantener la población estable).

– Aumento de la esperanza de vida: las personas de más de 60 años aumentarán desde el 17,4% actual al 30% a mediados de siglo.

– Continuación de los movimientos migratorios, de los que una gran parte son movimientos intra-comunitarios.

El informe describe además la emergencia de unos nuevos Europeos sin Fronteras, «Borderless Europeans», ciudadanos 4 veces más propensos a la movilidad de corta duración en Europa.  En general se trata de jóvenes con buenos niveles de educación. Se dividen en 2 tipos, aquellos que tienen al menos un padre o abuelo de otro país, y aquellos que simplemente eligen  la movilidad de corta duración por estilo de vida.  Los Europeos sin Fronteras se convertirán en un tercio de la población general de la UE en las próximas décadas. De hecho, representan ya más de un tercio de los jovenes actuales entre 24 y 35 años, y obviamente no todos son desempleados. Hay estudiantes, gerentes, amos y amas de casa, emprendedor@s que han apostado por el autoempleo… Y por supuesto, no son solo españoles. Estamos ante un fenómeno generalizado en la Unión Europea, dónde cada vez más personas se muestran proclives a la movilidad por distintos motivos.

La interculturalidad como nueva realidad 

En la actualidad un 10% de los ciudadanos de la UE no viven en su país de origen (50 millones). Si en esas cifras incluimos inmigrantes no europeos, personas con familiares directos de otros países y personas que han tenido experiencias de movilidad corta, la cifra total es de 150 millones de personas, un 30% del total, con vidas a caballo de varias realidades nacionales.  Estos números seguirán aumentando en el futuro.

Estamos por tanto ante la emergencia de una nueva Europa, más móvil, más intercultural, más conectada, poblada por personas que tienen conexiones significativas con más de un país, y con identidades nacionales más plurales. Estos ciudadanos se están haciendo conscientes de las oportunidades laborales y vitales a nivel de la UE y están mucho más dispuestos a aprovecharlas.

Los movimientos de población actuales son más complejos de lo que describen los titulares de prensa. Somos todos cada vez más interculturales. Gobiernos y empresas deberían tomar buena nota para que la realidad social no les desborde. Aquello de «partir es morir un poco» se ha quedado desfasado para dar cuenta de la situación actual. Sin duda, entre las personas que cambian de país hay situaciones personales duras, pero sospecho que son bastante peores las de aquellos que, sin perspectiva laboral, no tienen movilidad o idiomas. Eso si es un drama, y de los gordos.

PD: Mañana empiezo en Londres mi nueva etapa profesional y vital. Me voy encantado, y no pienso quedarme para siempre…

Cosas de Mujeres

Recientemente se ha celebrado en Roma la Conferencia WIN (Women International Network), un evento anual alrededor del liderazgo femenino que reúne durante 3 días a casi mil mujeres y un puñado de hombres. Docenas de ponencias en sesión plenaria, multitud de talleres prácticos y un perfil variopinto de asistentes, desde ejecutivas de primera línea de grandes compañías, a emprendedoras o líderes de ONGs. Mi asistencia a WIN ha sido el último episodio de un año marcado por los eventos para mujeres, lo que me lleva a compartir aquí algunas reflexiones sobre su utilidad general.

Sólo para ellas

Además de la participación en conferencias externas hay todo un abanico de programas sólo para mujeres que las empresas activas en diversidad de género ofrecen a sus empleadas: reuniones internas, mentoring, programas de desarrollo de liderazgo femenino y creación de «women’s councils» (comités internos de mujeres que tienen como misión fijar las prioridades en materia de género para la empresa). Este año he tenido experiencia directa con todos estos programas. Así, por ejemplo, en mayo coordiné en MSD la organización de un «Women’s Summit» en el que participaron 200 mujeres de todo el mundo. El evento duró 2 días y combinó oradores externos y líderes internos. Como iconografía de la reunión utilizamos un zapato de tacón rojo, algo no exento de cierta polémica, con argumentos a favor y en contra, pero que dio mucho juego a comentarios y anécdotas (cambio de zapatos en el escenario incluido).

Mujeres inspiradas, líderes implicados

Un objetivo explícito de los eventos sólo para mujeres es trasladar el compromiso de la empresa con la presencia de mujeres en puestos de dirección y generar ilusión hacia las oportunidades de desarrollo internas para el talento femenino. Son una ocasión excelente también para aumentar el networking de las participantes y generar relaciones de mentoring informal. Además de la utilidad personal, las participantes suelen salir decididas a contribuir en hacer de la empresa un lugar de trabajo más «women-friendly», y eso es esencial para que los programas de género tengan arraigo en la compañía y no sean sólo una ocurrencia de la dirección.

Las conferencias de mujeres sirven, además, para involucrar a los primeros ejecutivos de la empresa en la diseminación de mensajes sobre la diversidad de género. De hecho, la preparación de estos ejecutivos de primera línea es uno de los aspectos que puede generar más carga de trabajo en la organización de uno de estos eventos, pero también que más valor puede aportar a medio plazo.

Limitaciones y alternativas

La energía positiva de estos programas tiende a decaer con rapidez en los días posteriores. Lo mejor es tener diseñado de antemano que seguimiento posterior se va a hacer o de lo contrario a las pocas semanas no serán más que un bonito recuerdo. Otra limitación fundamental es que al excluir a los hombres se refuerza la idea de que la diversidad es un tema de mujeres, perdiendo efectividad los mensajes generales de «inclusión».

Pensar que la diversidad de género avanzará en las empresas sólo desde los programas para mujeres es un error de bulto pero pueden tener sentido como una de las etapas. En una reunión facilitada por Catalyst en las oficinas de MSD en París el pasado mayo, analizamos con muchas otras empresas la experiencia de unos y otros con estos programas. El acuerdo general es que es necesario incluir a los hombres pero también se constató que comenzar sólo con mujeres podía ser una buena estrategia de partida para generar ilusión y cierta masa crítica interna.

Reformulación y futuro 

Recientemente yo mismo escribía en el artículo Gender at the Crossroads que hoy sabemos más que nunca sobre la efectividad de los distintos tipos de programas y disponemos de mucha investigación sobre las verdaderas barreras a una mayor presencia de mujeres a nivel directivo: estereotipos sobre el liderazgo, presencia de sesgos inconscientes, cómo valoran a las mujeres sus equipos y como lo hacen sus jefes, qué impacto tiene la maternidad sobre las carreras, qué papel juegan las propias barreras internas de las mujeres…  Pero tal vez estamos errando el tiro con toda esta información. Actualmente el foco de las empresas es asegurar su rentabilidad y eso pasa por su capacidad de innovación. Sin embargo, rentabilidad e innovación no deberían verse separados de la igualdad de género en los órganos de dirección. Las soluciones a los males económicos de nuestro tiempo tienen que venir de otro modelo, de otro liderazgo. No se trata, por tanto, de solucionar el «problema de las mujeres en la empresa». No son las mujeres las que no encajan en el actual funcionamiento empresarial, también son muchos hombres que no encajan con los esquemas rígidos de trabajo y sobre todo muchas personas cuyo compromiso con la empresa está en mínimos debido a la ausencia de trabajos con significado. Así que esto no va tanto de la presencia de mujeres en la dirección sino de cómo reinventar las empresas, y cómo todos, hombres y mujeres, debemos ser parte de la solución.

La decadencia de la diversidad generacional

La diversidad generacional ha dejado de ser «trending topic». Los «mercados» van camino de arrasar con las diferencias generacionales para convertirnos a todos en becarios o en trabajadores no remunerados.

Fin de la Generación Y y agonía de la Generación X

De moda hasta hace poco por sus capacidades tecnológicas y su carácter no jerárquico, la Generación Y no levanta cabeza. La crisis ha diezmado sus perspectivas laborales y la investigación está derribando algunos mitos sobre su uso de la tecnológica y su estilo de trabajo. Fuera de Estados Unidos los académicos ya se atreven a decir que la Generación Y no existe. Eso afirmaba un profesor universitario en un reciente encuentro del Observatorio de Redes Sociales de Empresa en Francia. Los académicos no consiguen aislar nada que diferencie significativamente a la Generación Y. Quizás haya sido todo una burbuja con pocas evidencias detrás y demasiada información anecdótica aunque sonara coherente (ver por ejemplo, What Gen Yers don’t know about themselves).

Por su parte la Generación X, que comprende aquellos con algo más de 30 años y algo menos de 50 años, siempre ha estado más desvaída en términos de definición. En cualquier caso, esta generación vive su desastre particular, como muestra esta infografía, por la situación económica. Se encuentra en un generation trap para hacer frente a la crisis, al tener todas las cargas, y no tener ni la movilidad de los más jóvenes, ni la seguridad financiera de los más mayores.

Generaciones en declive y envejecimiento emergente

Claramente las grandes etiquetas generacionales siempre han tenido díficil traslación fuera de Estados Unidos. En Generations around the globe Tammy Erickson deja claro las dificultades de las etiquetas globales dado que los contextos históricos y los valores culturales de cada país ejercen una influencia determinante.

Por otro lado, como apunta un estudio de la Universidad de Illinois la realidad dentro de las empresas es mucho más pluri-generacional. Las grandes categorías como Baby Boomers, Generación X o Y serían así de poca utilidad ya que algunos subgrupos de empleados pueden presentar experiencias vitales compartidas más relevantes (por ejemplo haber empezado a trabajar en la misma empresa).

La decadencia a nivel empresarial de las generaciones va en paralelo a la consolidación de los datos sobre el envejecimiento global de la población. El documental «Envejecemos más y seremos menos» de Punset resume bien la situación y sus consecuencias. Entre los elementos para la reflexión está que los países emergentes están también envejeciendo y de forma más acelerada. Según datos de la OCDE los países desarrollados han tardado 50 años en duplicar su tasa de población con más de 65 años, y los emergentes lo eran en tan sólo 25 años. A nivel social tendremos que asumir que necesitaremos inmigrantes y a nivel empresarial será necesario gestionar los «activos de gran experiencia» (empleados con más de 25 años de vida laboral). La página Ageing Employees de CSR Europe contiene algunos ejemplos de lo que están haciendo ya algunas empresas en este campo.

Diferencias de edad frente a diferencias culturales

El Sloan Center on Aging & Work lleva algún tiempo analizando la influencia de la edad en la empresa a través del Quality of Employment model que agrupa en ocho grandes dimensiones las percepciones de los empleados (compensación y beneficios, oportunidades de formación y desarrollo, flexibilidad, cultura de inclusión…). Los datos correspondientes a España para distintas franjas de edad se pueden consultar en Spain Mind the Gap: Employee Perspectives. Recientemente, el estudio Generations of Talent ha utilizado el mismo modelo de 8 dimensiones, para analizar la influencia de la edad cronológica, la etapa vital (con o sin dependientes, niños o ancianos)  y la fase de carrera (inicio, ascendente…) en las percepciones que los empleados tienen de la empresa. He coordinado la participación en este estudio de mi empresa en 4 países: China, Japón, Brasil y España. La conclusión fundamental ha sido que no hay diferencias significativas en las percepciones de los empleados en función de la edad, y sólo ligeras diferencias por etapa vital o de carrera. En cambio sí se han puesto de manifiesto diferencias importantes entre países. Todo apunta a que deberíamos preocuparnos menos por la diversidad generacional y algo más por la diversidad intercultural.